Kira y Malia estaban dormidas, Lydia sólo miraba lo bella que se veía Malia durmiendo y esa pijama de short corto y blusa de tirantes, demonios, la hacía ver tan bien.
Una sonrisa pícara apareció en su cara y sin pensarlo demasiado, se acercó a Malia, se puso encima de ella y depósito un beso dulce en sus labios. La castaña abrió los ojos de la sorpresa pero le correspondió el beso.
—Sabía que no podías resistirte— dijo Lydia susurrando.
La volvió a besar pero ahora más salvajemente mientras que su mano acariciaba el abdomen de Malia por debajo de la blusa, hasta subir a sus pechos.
—Debemos parar— gimió Malia —. Esto está mal.
Lydia le sonrió y se alejó.
—Creo que no quieres aceptar que ya te estás enamorando— le dijo Lydia antes de darle la espalda para intentar dormir.