11. El cuervo descorazonado

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El cuervo descorazonado ha venido hoy me ha dicho que no hay felicidad en el amor y que la tortura de su pico tortura a la razón, no me gusta su trabajo porque me ha quitado la razón de luchar y me ha dejado un hueco en donde estaba mi corazón. Cuando note el vacío de mi corazón, solo supe chillarle y maldecirle al cuervo por no poder sentir nada más, en ese momento, no entendía el porqué de que todo lo ocurrido me pasará a mi. Cuando busqué un motivo por lo que me hizo solo pude pensar que él al ser un cuervo solo les atrae las cosas brillantes, por eso él vino a mi, buscando algo bonito y brillante, bonito como la inocencia de un infante y brillante como la esperanza del amor.

Aún recuerdo su pico en mi pecho, aún recuerdo sus gemidos roncos y estridentes como me torturaban, durante horas, ahora solo me queda el recuerdo de mi último sentimiento vivido, el miedo. Soy solo el reflejo de lo que solía ser. Ahora lo único en lo que puedo pensar fue en lo que me dijo: <<No te lo tomes mal, a veces para poder crecer se tiene que perder algo>> Luego solo pude ver como desplegaba sus grandes alas negras y brillantes y observar cómo se alejaba, como con cada aleteo se hacía inmenso entre las nubes grises del cielo infinito, solo pude observar que me encontraba en medio de un desierto, me encontraba perdida en algún lugar sin poder escapar, sin poder hacer nada, solo pude sentarme en el suelo, cerrar los ojos y dejar que pasará lo que tuviese que pasar. Solo pude esperar a despertarme. De nuevo abrí los ojos solo para observar que estaba en mi cama, rodeada de mis paredes lilas, de las luces que pasaban por mi ventana y ahí fue en donde me di cuenta de que solo fue una pesadilla, solo eso una pesadilla. De esa pesadilla aprendí algo, en esta vida cuando caes solo tienes dos opciones: Una ver como que solo eres el rastro de lo que eras ayer y vivir en esa pena por no poder cambiarlo o dos recoger los pedazos del ayer, unirlos y mirar al mañana sin importar el ayer, el hoy o el mañana, solo afrentar tu vida con todo lo que tienes, aunque el dolor de tus decisiones a veces te pese.

Quien aprende de sus caídas, no se ha equivocado - Chamalú.

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