I

9 1 0
                                    

Juguemos, me esconderé y tú me buscarás... ¿de acuerdo?

...

Recordé estas palabras hacia poco tiempo, creo que desde que vi que Ernesto se había vuelto popular entre las chicas y en toda la preparatoria, y después de todo ¿quién no lo idolatraría?, a sus 16 años tenía el cabello semi-largo negro, sabia tocar guitarra y lo hacía bastante bien, conquistando a más de una con ello, además de ser la estrella del equipo de baloncesto. 

Y pensar que cuando yo lo conocí tenía brackets, un peinadito de tazón y no sabía tocar otra cosa que tres toques de triangulo. 

Pero eso no importa ahora.¿Quién soy yo? ¿Cómo es que lo conozco? 

Somos amigos; bueno lo éramos, no es fácil que un popular se junte con la gorda y fea de la escuela, o al menos eso me dicen cuando camino por los pasillos; no me gusta pelear, solo los miro seriamente y se alejan. En realidad desde que entre aquí, no tengo muchos amigos que digamos; solo tal vez; 

-¡Alejandra, espérame!- 

-Oh, Gabriel, es raro que tú vayas tarde- comente tranquilamente

-Es que el desayuno estaba tan rico que me emocione comiendo hot cakes- dijo entusiasmado –los hubieras visto, estaban tan suaves y dulces- 

-Si te creo, tu mamá hace unos postres muy ricos-Sonrió amablemente y seguimos caminando hacia la preparatoria.

-Allí vienen los raros- comento Mariana con cierta molestia –deberían dejar de venir, aquí nadie los quiere-

Pasamos a un lado de ella sin prestarle mucha atención.

-¿Por qué siguen viniendo? ¿Que no entienden las indirectas? ¿Son retrasados o qué?- dijo aun mas enfadada.

Aquella chica de largo cabello rubio, piel blanca, torneada figura con más maquillaje que un payaso (o al menos esa era la forma en la que la veía) siempre estaba rodeada de sus amigas que le hacían segundas a todos sus comentarios.

-cierto Mariana, tu siempre tienes la razón amiga, esos fenómenos ni deberían salir a la calle, deberían encerrarlos en sus casas para que no asusten a los niños-

-La gorda y el chico oscuro ese, creyéndose súper malo, solo porque se viste de negro- dijeron las seguidoras de Mariana.

No les había comentado, Gabriel ama vestirse de negro, su cabello es largo y a veces tiende a ponerse unas cosas en los dedos que parecen uñas metálicas, además que se pinta los ojos de negro, aunque tome la apariencia que tome, es un chico muy amable y es muy atento, aunque le gusta hacerse el malo.

Retomando el tema. Voltee hacia ellas y les mire seriamente, molesta. Ellas solo retrocedieron un poco.

-¿Qué vas a hacernos monstruo? ¿Piensas comernos?- gruño Mariana.

-A fin de cuentas cabemos perfectamente en tu enorme estomago de ballena- vociferaron sus amigas. 

-No me las comería de ninguna manera, están tan flacas que ni sirven para un taco y están tan amargas que harían que muriera envenenada- conteste molesta.

-No les hagas caso Ale, ignóralas, es más productivo- dijo Gabriel con cierta indiferencia. 

-Si ya hablo tu novio el raro, tiene que defenderte verdad ballenita- dijo Mariana 

-Vámonos Ale, déjalas- me tomó del brazo y me halo para que camináramos, le seguí.

 -¡Si, Váyanse! ¡Aquí nadie los necesita!- gritaron las tres chicas a la par.

Significan "Te quiero"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora