Sentir Y Vivir

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Donde la mente expulsa sus más profundos razonamiento, sin temor a lo ignorado, sin coraje a enfrentar la realidad absurda de la conciencia humana, que sirve como una barrera para el desarrollo de sus incontables capacidades, limitadas únicamente por sus propios complejos.

Ahí se crea el portal qué sirve de puerta a lo hermoso de la vida. Pero, en sí, la vida. Cuando se vive y, quién decide cómo se vive? Quién vivió verdaderamente, y quien paso todo su tiempo en un sueño que llegó a su final cundo la enigmática muerte llamó a ser escuchada?

Pues el amor tiene mucho que ver con todo esto, bueno, con sentir, o el sentido de vivir. Quien sabe vivir, no vive, y menos quien sabe morir. Pero el amor es vivir, sentir es vivir.

El amor es verdaderamente un estado de ánimo, o una emoción?, se preguntaba ella, cuando él, al margen de la realidad vivía.

Él sabía que era amar, bueno, tenia una idea de lo que aquella hermosa y misteriosa palabra significa. Ella no era ajena a esa idea, de hecho la tenia muy clara; pero cuando una idea es solo una idea, y el sentir no se ha manifestado, la idea pierde el sentido, y el sentir se hace pobre e insensato.

Ellos querían amar, querían vivir, y querían morir. Querían que el lienzo de su vida fuera la mayor obra de arte que hayan creado. El temor de vivir, qué es morir, se rezaga cuando el amor entra en la vida de alguno, ya que entra como un la semilla, qué poco a poco va germinado y creciendo. Ya cuando se dieron cuenta, la semilla inicial era un gran árbol multicolor, qué había dejado raíces muy profundas en los dos. Un árbol que pudo crecer en libertad, un árbol que pudo ser, antes que le dijeran qué fuese.

Cada beso, las raíces del árbol se adentravan más y más, en la esencia de los dos. Y impregnaba y se hacía imposible de erradicar.

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