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Nueva víctima, nueva satisfacción.

Eran apenas las 8:00 pm y Louis ya se estaba divirtiendo como a él le gustaba. Era un hombre, no mas de 40 años, lo había traicionado, nadie traicionaba a Louis, suspiró pesado.

- Oh Félix... ¿Cuantas veces te dije que no le vendas drogas a los enemigos? -.

Tarareó su voz y luego miró la punta de su cuchillo y apretó un dedo suavemente sobre este, probando su filo. Era el baño de un motel, muy lejos de la ciudad, nadie notaría su muerte, al fin y al cabo el infeliz estaba solo, una persona más, una menos. Giró su vista hacia su víctima y caminó a pasos lentos sobre el. No llevaba su traje, solo su maquillaje que ya se encontraba corrido y eso le encantaba, ladeó un poco la cabeza fingiendo pensar llevándose el cuchillo a sus labios. El pobre estaba amarrado de pies y manos sobre unos clavos en cada esquina de la bañera, sintió pena ajena.

Esto pasaba cuando decidían retarlo.

Tenía 23 años de edad y ya era un asesino a sueldo mundialmente famoso, solo que con el toque "Creppy". Y no solo eso, de vez en cuando solía vender droga para obtener más dinero, un poco más, pero esto tenía ciertos problemas, como el que tenía Justo al frente, Louis tenía una filosofía.

"Si los problemas no pueden resolverse con dinero o labia, desasté de él por cuenta propia".

Simple y fácil, solo que él conocía un método sumamente funcional y que le encantaba, matar.

Pero Louis era listo, no había asesinato donde dejara huellas digitales a la vista y nadie podía reconocerlo ante el maquillaje y... el traje, aunque a veces se divertía inusualmente usando una máscara manchada con su propia sangre para aquellas tareas muy importantes.

- ¡T-Te juro que ellos llegaron y me amenazaron de muerte! - El hombre comenzó a gritar de muevo, joder. ¿No podía callarse ni un segundo?. Gruñó y en un rápido movimiento jaló de la cortina viendo al hombre encogerse sobre si.

- Cállate la puta boca - Dijo duramente sin gritar pero fue suficiente para que el viejo comenzara a sollozar en silencio, ¿Ahora rogaba por su vida después de vender sus malditas drogas hacia Chicago? Eso ni siquiera era injustificable.

Por su mente volaron varias opciones, sedarlo y aventarlo al mar, drenarlo en la bañera hasta que su cuerpo quedaran sin sangre y luego aventar el cuerpo al basurero, quemarlo o simplemente deshacerlo en ácido. Cualquiera era razonable, pero definitivamente este hombre no saldría vivo, y no solo eso, lo torturaría, una y otra vez, lo haría rogar por su vida hasta que no quedara rastro de voz, le cortaría las cuerdas vocales, había tantas posibilidades, le encantaba.

- Muy bien - Se giró dándole la espalda tronando su cuello y respiró profundo, primero tenía que saberlo todo. - ¿A quien le haz vendido la droga Félix? ¿Cuanto? ¿Era una pandilla, Mafia? Dímelo todo -.

No recibió respuesta alguna y eso lo volvió loco, soltó una risa apenas audible y negó con la cabeza varías veces. A veces no entendía a la gente, ¿Tanto era su miedo?.

- Se lo juro... ellos llegaron y me amenazaron, no solo a mi, ¡A u-usted también! - Suplicó el hombre encadenado sin poder dejar de llorar, Louis miró al techo y mordió su lengua. Definitivamente hay personas que no aprenden.

- Mientes - Susurró y apretó el cuchillo entre sus manos, sintiendo la punta enterrarse levemente en su palma, no le importó.

- ¡No miento joven! - Chilló una vez más, solo una vez más.

La ira comenzó a recorrerlo lentamente, su pulso se aceleró, mordió su labio inferior con fuerza, en un movimiento ágil se acercó hasta su presa y sin lastimarlo tomó su cuello, tanteando con sus dedos hasta dar con el... su pulso.

Harry, do you want to play? EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora