Prólogo

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Gente desconocida, para Lydia, la empujaban con prisa para llegar a su destino. Algunos tal vez por trabajo, otros para visitar a su familia, o a lo mejor habían algunos como Lydia, que necesitaban encontrarse a sí mismos.

El aeropuerto estaba lleno de gente, llenisímo. A Lydia le estresaba que hubiera más de cinquenta personas en una misma sala, sus piernas ya empezaban a moverse con nerviosísmo. Cualquiera que la estuviera mirando fijamente durante un minuto, habría pensado que esa chica de pelo rojizo estaba perdiendo la cabeza.

-Vuelo 2894 con destino a Madrid -ella suspiró al escuchar que no era su vuelo. Y también hizó una mueca al oír su ciudad anterior. España. No echaba de menos nada de ahí. Desde que se fue a vivir a New York, su vida ha cambiado a mejor. Ha echado de menos a sus primos, y sobre todo a su tía quien siempre le animaba con que se fuera lejos de allí.

Un golpe en el hombro le hizó perder aún más los nervios.

-¡Podría tener cuidado! -gritó ella al joven que ni siquiera la miró. Estaba acostumbrada a que la gente de New York fuera tan molesta, pero no estaba acostumbrada estar en un aeropuerto con mucha gente estresada y corriendo a su alrededor.

Pasaron los minutos, y se levantó al oír aquella voz que le daba esperanzas que acabará su estres.

-Vuelo 2897 con destino a París.

2897

Ese era su vuelo.

2987 -  n.hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora