Capítulo 3 "Final"

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Hace semanas que sigo con mis sesiones habituales, no le digo mucho al psicólogo, no le tengo confianza, pero no puedo evitar mirarlo demás. Observarlo, y creo que me estoy enamorando de él. Escucho como golpean la puerta pero no tengo intención de abrir. De seguro es mi padre que viene a molestar.

-Hijo sé que estas despierto, hoy tu cita con el psicólogo será hasta las 7 de la tarde, llega puntual, yo tengo una junta así que no podre acompañarte, toma el auto que está en la cochera y vete, regresa pronto –después de esto no se escucha nada más, todo está en completo silencio. No quiero ir a la cita pero desde que voy tengo una mejor relación con mi papa, además quiero saber de dónde lo conozco, estoy completamente seguro de que yo lo he visto antes. Me dispongo a dormir y programo una alarma para llegar a tiempo a la cita.

Me levanto y salgo volando de la cama, faltan 10 para las 7, no alcanzare a llegar. Me cambio rápido con lo primero que veo, una camisa a cuadros azul, una remera blanca, unos jeans y mis vans blancos, tomo las llaves del auto y mi billetera y salgo como rayo de la casa, enciendo el auto y conduzco lo más rápido que puedo para llegar al consultorio. En cuestión de 8 minutos ya estoy en los condominios y rápidamente entro al consultorio. Este día hay una mujer regordeta detrás del escritorio, saludo y entro a la habitación de Leonel sin tocar, cosa de lo que me arrepiento al instante, Leonel está besando a un hombre, esté está sentado en el escritorio sin camisa y Leonel parado enfrente de él igual sin camisa. Lo miro enojado y salgo del consultorio sin decir nada. Al parecer mi psicólogo es gay. No sé  porque pero estoy demasiado molesto con él, y solo por besarse con un tipo que no sé quien sea. Siento como alguien me jala del brazo e inmediatamente suelto un golpe, no me gusta que me jalen, me trae malos recuerdos, recuerdos de ese día. Miro a la persona y veo a Leonel con sangre saliendo de su nariz, no hago nada, solo lo miro con dolor.

-Jace, lo que viste no es lo que parece –intenta acercarse a mí pero me aparto.

-No tienes que excusarte Leonel, es tu vida y puedes hacer lo que quieras –aparto la mirada, las lágrimas amenazan salir por mis ojos, enserio que duele esto.

-Es solo que... -se queda callado y se acerca a mí. Me levanta la barbilla y me mira a los ojos. Se acerca lentamente a mi rostro y no hago nada para alejarme, sus labios rozan los míos y siento como una corriente eléctrica atraviesa todo mi cuerpo, sus labios comienzan a moverse y le sigo el beso, sus labios saben dulce, su lengua pelea con la mía para ver cuál es la ganadora, pone su mano en mi cintura y por instinto rodeo su cuello con mis brazos. Nos separamos con la respiración acelerada. Bien con este beso puedo asegurar que estoy enamorado de mi psicólogo, creo que lo estuve desde que lo vi el primer día. Cuando está a punto de decir algo salgo corriendo. Subo rápido a mi auto y llego a la casa en cuestión de minutos. Subo rápido a mi cuarto y cierro la puerta con seguro, me recuesto y duermo al instante.

Me levanto al día siguiente por una llamada de un desconocido, cuelgo y me levanto, se supone que debo ir de nuevo con el psicólogo. Bien lo acepto, estoy enamorado de él, creo que se lo diré en la sesión, intentaré que funcione la terapia, salgo rápidamente de casa con una remera blanca, unos jeans, una chamarra de cuero y mis converse. Al empezar la terapia comencé a olvidarme de ella. Creo que lo comienzo a superar.
Llego al consultorio y toco la puerta, abro y encuentro a Leonel sentado en su escritorio, me ve y se levanta. Se acerca lentamente a mis labios y sin dudarlo le correspondo el beso, nos separamos y me da una sonrisa que parece más una mueca, me separo de golpe de él, esto no puede ser posible, la respiración me comienza a fallar y mi corazón late desembocado. Esto es imposible, eso paso hace tres años, no puede ser él, ¡todos menos él! Esa mueca, esa mueca la reconocería en cualquier lugar del mundo, esa mueca marco toda mi vida, esa mueca se llevó al amor de mi vida. Ese día, ese día es inolvidable, el día que llegaron dos sujetos enmascarados asaltándonos. Emily y yo acabábamos de salir del teatro y los tipos se nos acercaron, inmediatamente les di todo lo que querían pero ella, ella no les quiso dar al collar que le regalo su padre de niña, el tipo la amenazo con el cuchillo pero ella aun así no quiso entregarle nada, el tipo le enterró el cuchillo en su abdomen y yo solo pude ver unos ojos avellana, una sonrisa burlesca, parecida a una mueca y una cicatriz peculiar en el labio inferior, se llevaron las cosas y salieron corriendo, las lágrimas salieron por mis ojos y abrace su pequeño cuerpo, mi ropa comienzo a llenarse de sangre, vi como su cuerpo iba perdiendo fuerza, vi cómo se extinguía el brillo de sus ojos, vi como moría el amor de mi vida sin poder hacer nada.

-Tu... –digo con la voz entrecortada–  tú fuiste... tú la mataste – susurro con terror, no quiero creerlo pero sé que es verdad. Me rompe el alma saber esto.

-Yo... te amo Jace por favor déjame explicarte lo que paso ese día –intenta tocarme pero me alejo, lo quiero lejos, muy lejos.

-Ahórrate tus explicaciones, no quiero saber nada de ti, no puedo creer que me enamore de ti, no puedo creer que te iba a entregar mi corazón, no puedo creer que mataste al amor de mi vida –las lágrimas salen descontroladamente de mis ojos. Me acerco a la puerta y él no me detiene, eso duele muchísimo más, duele que no haga nada para que me quede, volteo ligeramente mi cabeza y digo en un susurro–Sabes, mi verdadero nombre solo lo usan las personas que odio, y de ahora en adelante no me puedes llamar Jace, para ti, soy Alexander –salgo del consultorio con el corazón en pedazos, el amor me alcanzo de nuevo y de nuevo me abandono, pero de una manera incluso más cruel. De hoy en adelante ya no tendré corazón, dejare el amor de lado y buscare una nueva razón para vivir. No soy tonto, nunca volveré a confiar en la psicología del amor.

La Psicología Del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora