Prólogo

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Las lágrimas inundaban mi vista, no sabía qué más hacer y algo me decía que no saldría viva de esta. La desesperación me carcomía por dentro y los gritos de socorro que nadie escuchaba, no hacían más que debilitarme en este infierno. Literalmente era un infierno, mi infierno. Todo se tornaba rojo y eso se debía a que aquella casa estaba ardiendo en llamas conmigo dentro. Fuego y humo era todo lo que podía ver, mas las lágrimas que no cesaban y que hacían mi vista más borrosa de lo que ya era. La temperatura iba aumentando cada vez más y no entendía cómo es que aún podía seguir respirando. Pasaba el tiempo y nadie acudía en mi ayuda, me estaba mareando y tenía la sensación de que en cualquier momento caería. "No, este no puede ser el final, tienes que levantarte, no te rindas, sécate las lágrimas y piensa rápido, no tienes mucho tiempo, inténtalo hasta el final" me decía a mí misma para animarme a seguir luchando. Y eso fue lo que hice. Golpee de nuevo con todas las pocas fuerzas que me quedaban la puerta, pero seguía sin dar resultado, algo tendría que haber al otro lado que la bloqueara. Golpe tras golpe y nada, no había conseguido nada más que agotarme. Caí al suelo, derrumbada emocionalmente y exhausta físicamente. Me posicioné en el único rincón donde aún no se había propagado el fuego, aunque no tardaría en hacerlo. Casi tenía asumido lo que iba a pasarme, hasta que vi la luz que hizo que me aferrara a esa pequeña esperanza. Sabía que era una locura, pero no tenía nada que perder, en cuestión de minutos esto se vendría abajo, y yo también. Mi instinto de superviviente decidió probar algo muy arriesgado, la ventana. No era fácil ya que se encontraba a gran altura y tenía un tamaño demasiado reducido. Cogí fuerzas de donde no las había y me subí a un mueble cercano a la que podría ser mi escapatoria. Cuando conseguí llegar a ella, muy dificultosamente, la abrí y me asomé, sintiendo la fuerte luz solar en mi rostro. Todo era un ambiente totalmente diferente al que me encontraba hace apenas unos segundos. Sonreí para mis adentros y me dije a mí misma "Puedes conseguirlo". No me importaba el gran dolor que estaba experimentando en ese momento mientras intentaba sacar todo el cuerpo. Sentía cómo mis brazos se raspaban por el fuerte rozamiento con el vidrio roto y continuamente empapaban mi piel de sangre, y lo mismo pasaba con mis caderas. Una vez conseguido, fijé mi vista hacia atrás sin poderme creer que haya logrado salir de todo ese fuego. Ahora solo me quedaba saltar. Cerré los ojos y con toda mi fuerza de voluntad me impulsé y me dejé caer hasta que lo vi todo negro.

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⏰ Última actualización: Oct 09, 2016 ⏰

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