Me pertenece
Capítulo 2
La habitación comienza a iluminarse lentamente, pues las cortinas habían quedado mal cerradas, y ahora la luz proveniente del sol se cuela a través de la ventana. El pelirrojo se cubre el rostro, deseando que la mañana no hubiese llegado. No había podido dormir nada, los acontecimientos de la noche anterior aún se repiten en su cabeza. Acaricia con lentitud su mejilla que aun duele y su labio arde ante la fresca herida.
Un suspiro escapa de sus labios y se dispone a salir de la cama. Quedarse en casa es una idea tentadora, pero faltar a clases sin justificante es problemático. Tener que explicar cosas era lo último que deseaba.
Camina hasta el armario a paso lento. Escoge lentamente una playera negra y jeans azules. Observa su reflejo luego de ducharse y la imagen que este le devolvía le hizo suspirar. Toma sin delicadeza alguna el estuche de primeros auxilios y se dispone a colocar una crema para el dolor en el golpe. Maldito hijo de puta, golpeaba fuerte.
Su móvil comienza a sonar y pega un salto involuntario ante la sorpresa, podía reconocer ese tono en donde sea, su autoproclamada sombra le estaba llamando. Está tentado en no contestarle pero recuerda que el enano es capaz de hacer una locura, con consecuencias graves para él, con tal de que nunca vuelva a ignorar una llamada. Hay ocasiones en las que Kuroko da miedo.
-¿Qué quieres Kuroko?- un estruendo se escucha desde el otro lado de la línea y no puede evitar pensar en que Kise alguna vez matara al pobre fantasma en sus ataques de locura. Porque sabe que es el rubio el único que puede causar semejante estruendo.
-¡Kagamicchi!- había adivinado, el modelo rubio estaba con su sombra.- ¿Por qué estas tardando tanto? ¡Rikocchi está furiosa! ¡Parece un demonio!- sonríe un poco ante esa comparación pero no puede evitar que un gran escalofrió recorriera su espina dorsal.- Y no quiero asustarte más, pero Akashicchi también se ve furioso.- el tigre suspira ante lo dicho por el modelo y teme por su vida, la idea de simplemente decir que está enfermo y quedarse en casa cada vez es más tentadora.
-Kagami-kun, hazme el favor de venir.- la suave voz del fantasma es la que ahora se escucha desde el otro lado de la línea.- Sin ti no podemos practicar a gusto. Aomine-kun se ve muy ansioso, Akashi-kun furioso y Kise-kun más molesto de lo normal.- un leve silencio y el fantasma continua.- Si no vienes ahora mismo, hare que Niguo duerma durante un mes contigo...-
Y la llamada se corta, Kagami sabe que debe cumplir. Las palabras de Kuroko no son amenazas, son promesas y él siempre cumple con lo que dice. Toma su bolso ya preparado con todo lo necesario para entrenar y se dirige hacia la puerta, dispuesto a correr hacia el lugar de entrenamiento. Silenciosamente ruega a todos los dioses que conoce que no le hagan demasiado daño. Un leve malestar aparece en la boca del estómago, es difícil olvidar lo que había sucedido la noche anterior, sin embargo trata de ignorar, no quiere que nadie se preocupes.
Que mal que estás haciendo Taiga...
Cruza calles y un hermoso parque hasta llegar al lugar de entrenamiento. Es recibido por un fuerte abrazo por parte de Kise que lo tira al suelo, se golpea el culo y gruñe. Eso sí que había dolido. Trata de quitárselo porque pesa y el calor corporal de las demás personas le molesta. Pero este le ignora.
Se da cuenta que Riko no está por ningún lado y se tranquiliza. Su vida está fuera de peligro. Por ahora.
-Ryouta, estas asfixiando a Taiga, aléjate de él.- la demandante voz de capital se deja escuchar y el rubio no hace más que obedecer con un puchero.- Ahora, Taiga... ¿Por qué llegaste tarde?-
-Y-yo lo siento Akashi.- con la ayuda de su sombra había logrado pararse. Se había salvado de la mujer, pero no del león. Ahora el nerviosismo era lo que lo hacía temblar. No quería por nada del mundo que Akashi se volviese loco y lo apuñalara con un par de tijeras, el trauma de su primer encuentro nunca desaparecería.- Me quede dormido.-
-Kagami.- esta vez fue el de anteojos el que se le acerco con rostro serio.- ¿Qué te sucedió? Tu rostro esta todo golpeado.- y contrario a ello, Midorima acaricio el rostro del tigre con delicadeza, como si temiese romperlo.
El golpe de otra mano sobre la suya fue lo que lo hizo alejarse. Midorima observo con leve enojo al enorme titán que comía su dulce con lentitud.- Midochin estaba tocando mucho a Kagachin, Midochin debe mantenerse alejado de Kagachin.-
-Midorima tiene razón Bakagami.- Aomine lanzo un balón directo hacia el tigre. Un "auch" se escuchó cuando dio de lleno en su estómago.- ¿Acaso te metiste en una pelea callejera? -
-Algo así.- fue lo único que murmuro con un leve puchero. Aquello desato la preocupación en los demás, Kise fue el que más lo demostró, los demás, a pesar de que se preocuparon, su rostro no lo demostró pero sus cuerpos se tensaron.
-¡Kagamicchi! ¿Qué quieres decir con eso? - la voz chillona de Kise retumbo en el lugar.- ¡Las peleas de aquí se pueden volver mortales! ¡Algunas veces hasta los Yakuzas están entrometidos!-
-Kagami-kun... No había Yakuzas, ¿cierto?- los ojos claros de Kuroko le martillaron el alma.
Sonrió y negó con la cabeza antes de dirigir su mirada a los teletuvis andantes. Agradecía internamente su preocupación pero él era ya una persona mayor y podía cuidarse solo.- No se preocupen, no me metí en una pelea callejera... simpl...- la boca se le cerro con fuerza y sus ojos se agrandaron. No creía lo que veía.
-Papá me obligo a traerlos.- hablo enojada Riko mientras entraba al enorme gimnasio seguida de un grupo de enormes personas.- Estaban causando demasiados problemas en el hotel.-
-Pero vaya, vaya.- la aterciopelada voz del rubio calo en lo profundo de la generación de los milagros haciéndolos gruñir, por su parte Kagami parecía haber visto a su peor pesadilla.- Pensé que no ibas a entrenar hoy, mi pequeño tigre, anoche fue movida y pensé que estarías cansado, al parecer me equivoque...-
-¿¡A qué se refiere con eso Kagami!?-
-Y-yo....-

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Me pertenece. (KNB)
SonstigesNash Gold Jr. adquirió una rara obsesión por Kagami Taiga, él le pertenecía y eso nadie lo iba a cambiar, ni siquiera el montón de monos que estaban a su alrededor. -Taiga, tu eres mio, tu eres mi pequeño tigre y ustedes asquerosos monos, nunca lo a...