(1) OS #1: "Él no".

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Había sido una mañana tranquila. Claro, sin decir aburrida e igual a las demás. Ciudad-Z se encontraba en calma y era lo único que importaba. Genos y yo no hacíamos nada más que acostarnos juntos a ver la televisión, cosa que no cabía en la pequeña palabra "agradable", pues claro, la comodidad era suficiente en esos momentos cálidos en los que ambos nos tirábamos en el suelo a contemplar un aparato con imágenes y sonidos.

Sin embargo, todo eso se esfumó en un abrir y cerrar de ojos.

Con el reloj marcando algo más de las dos de la tarde, las sirenas de emergencia comenzaron a sonar. Aquellos héroes de clase-S ya tomaban camino al lugar en donde se encontraba su rival. Genos decidió por su propia cuenta el llevarme y no me negué, es más, lo vi como otro reto con oportunidades de encontrar al oponente perfecto.

Fue una pelea corta, otra que no debería tomar en cuenta. No valía la pena. Recuerdo que fue dura, sí. Lo fue bastante. Pero a su vez fue fácil. Mi compañero, por su parte estaba destrozado. Aquellas partes robóticas que lo complementaban estaban esparcidas por quién sabe dónde, no hablaba, no me decía nada... Un miedo profundo me atormentó en ese momento, fue estúpido, pero eso ocurrió. Lo cuestioné miles de veces, pues en esos tiempos no reconocía lo obvio.

En mis brazos llevaba lo poco que quedaba de él. Intentaba guiarme de mis instintos y recuerdos a donde era el lugar al que solía acudir cuando daños como este le chocaban. Mi respiración se agitaba y bajo la lluvia mi sudor pasaba desapercibido. Lo recuerdo claro, muy claro. Fue una mezcla de sentimientos extraños, sentimientos que formaban golpes en mi interior, obligando a mi corazón latir rápido y a mi garganta cerrarse.

"Me temo que ya no podré regresarte a Genos-kun como un cyborg de nuevo."

O algo así fue lo que dijo... No sé, no le presté mucha atención. Lo único en lo que mis sentidos se centraban era en su rostro. Pálido y sereno, así se le describía de manera perfecta.

Unos segundos más tarde lo comprendí. Aquellas palabras resonaban por cada esquina de mi cerebro. No me dejaban en paz, me atacaban sin piedad y... Era algo que yo no podía vencer.

-Así que Genos no volverá esta vez.

Miré al techo de mi apartamento.

Ya no volvería.

Genos no volvería.

«¡Saitama-sensei!»

Él no... Ya no.

-Entonces esto no tiene sentido.-Susurré mirando a mi alrededor. ¿En qué solía pensar en ese momento? Estaba sentado al lado de la puerta, como si todo eso fuera sólo una mentira y, nuevamente él fuera a entrar por aquí y llamarme como siempre.

¿En qué pensaba?

En Genos, tal vez.

Y es la verdad, hasta ahora no tiene sentido esperar. Tres años han pasado desde aquello y aún no lo supero, no lo paso. ¿No se supone que un robot vuelve a ser creado? ¿No se supone que ese viejo lo creó, lo desarmó y lo armó miles de veces? ¿Cómo es que no puede arreglarlo?

Supongo que ya no es hora de lamentarse.

Un corazón roto tampoco tiene arreglo, por lo que veo.

Mi vida dentro de estos tres años no es tan lejana a la que solía tener con él a mi lado. La ciudad es invadida y nosotros los héroes tenemos que... Oh, cierto. Me ascendieron a la Clase-B rango 04 y, me hubiera encantado que estuviera pendiente de aquello.

Como sea, ataques a villanos, el cuidado de la casa, compras, y eso. Todo sigue igual, sólo que un gran vacío se come todo lo que se llama esperanza dentro de este lugar.

Me gustas, Genos. Desgraciadamente, me gustas. ¿Por qué seré tan negativo?

Pues porque el héroe del que estoy enamorado ya no pisa más el planeta tierra. Justo cuando me doy cuenta de todo es cuando lo peor pasa. ¿Qué viene ahora? ¿Me crecerá cabello y mi fuerza se irá por el caño?

¿A la vida y al destino se les ocurrirá quitarme alguna otra cosa?

Exhalé fastidiado, siendo presente nuevamente de aquellos malestares en el pecho que surgen cada vez que pienso en él. Ya se me ha hecho más que costumbre el sentirlo.

Me levanté de la mesa y caminé a la cocina con paso lento y pesado. Sin embargo, antes de que llegara a esta el timbre sonó con desesperación.

Dudé entre abrir o no, pues yo, pensando en que sería lo que esperaba siempre me ganaba con el hombre de la oficina de correos el vecino deseándome buenas noches.

Volvieron a tocar.

-Ya estoy, ya estoy.

Giré la manilla, topándome con una fuerte espalda y una cabellera ligeramente caída y rubia.

No puede ser.

Una pequeña corriente me pasó veloz por todo el cuerpo, relajando mis sentidos y apurando el ritmo de mi corazón más de lo que estaba. Una rareza de cosas se sentía en mi estómago mientras que mi cabeza daba vueltas y mi pecho ardía sin más.

Una confusión, eso es todo.

-Disculpe, está parad...- Cuando coloqué mi dedo sobre el hombro de la figura, esta se volteó.

Oh, no.

Esto... es un sueño, ¿verdad? ¿Lo es? Porque si es así, le pido a quien sea que me escuche que nunca me haga despertar.

-¡Sensei!

«Lo que ves... No es un sueño»

-Te dije que no podía regresártelo como cyborg, pero tal vez encontré la forma para hacerlo como humano.- una risilla apareció entre ambos, dejándome aún más sorprendido.

Se está volviendo borroso, maldita sea.

Fruncí el ceño y arrugué la nariz, limpiando con mi camiseta las pocas lágrimas que se aproximaban por mis ojos.

-Se tardaron.

«Él... no se ha ido»

 SaiGenos/GenoSai [OneShots] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora