2.Casa Hogar

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__ ¡Ojalá y te mueras!- grité con ira y me retiré del espejo.

En éste estupido orfanato todos me odian, no los culpo, soy un asco...

Aquí los unicos que me soportan un poco son "Chris y Irina", unos amigos que inventé cuando tenía unos cinco años para no estar tan sola y que por alguna razón ahora los puedo ver y escuchar, creeo que me estoy volviendo loca ¿No?. Aquí los dias son eternos, las monjitas me detestan por que dicen que estoy bajo la influencia del demonio de las rabietas... "Que patético". Las otras chicas creen que soy satánica y por esa razón no se atreven a decir mi nombre en voz alta, a si que para referirse a mi decian "La Rara". No se imaginaban el favor que me hacian al no decir mi nombre, no recordarlo era una de las cosas que más anhelaba, ya que mi nombre me lo había puesto la señora que me abandonó antes de darse cuenta de que solo era un estorbo. Siempre mi mayor deseo a sido buscar a mis padres, verlos fijamente a la cara, sentir y olfatear su miedo al verme parada en frente de sus asustados rostros, con la misma navaja protagonista de mis cortadas, apunto de enterrarcela a uno de ellos... al que primero se queje.

Esos son mis sueños, esos son en los unicos sueños donde puedo ser feliz, al ver a los malditos que me engendraron y que luego me dejaron en un estúpido, tonto y frio orfanato, "muertos" a la manera que pide mi conciencia, como lo que son... basura inservible incapaz de recibir ningún tipo de cariño o afecto de mi parte.

__ "señorita Brenda", está ahí?-preguntó la monja clara tocando la puerta del baño- ¿está bien? Lleva mucho tiempo ahí dentro.

__ ¡Lárgate! Estoy bien!- grité sentada en el excusado, el cual tenía la tapa puesta porque solo estaba allí sentada pensando.

__ Está bien... La cena es en media hora, en el "gran salón" señorita Brenda.- dijo asustadiza marchandose por los oscuros y sombríos pasillos del antiguo y lubre orfanato para el que laboraba voluntariamente, sin recibir ninguna recompensa, solo cuidando de niñas tontas y abandonadas por personas que querían ser libres.

La monja clara es una de las más jóvenes del orfanato, es la mas timida y casta, creo que ah de tener unos 19 años. Las demás monjas se veian viejas y pesadas diria yo, clara siempre estaba por debajo de sus absurdas leyes, debo confesar que es la que mejor me cae, aún que se porte de esa manera con todas, y sea una de las "A", así es como le llaman la mayoria de las huérfanas a las monjas, "A" corresponde a su autoridad sobre todo.

__ oye! "Rara", sal de ahí, te dejaran sin cena esas ratas!- gritó claudia desde el pasillo, en lo que yo me paraba y abría la puerta vagamente y en silencio.

__ ¡Dejame en paz perrita invalida!- grité en tono de burla hacia claudia, a lo que ella se fue correteando por todo el pasillo, con una risa escandalosa y susurrando a si misma, "me dijo perra la perra jajaja", mientras reía con voz de loca.

__ ¡Claudia esperame!- grité ya fuera del baño, para que claudia me espere y llegar juntas al comedor. Claudia y yo no somos amigas, pero nos entendemos más que las demás chicas del orfanato.

__ ¡Rápido!- me tomó de la mano y me forzó a correr hasta llegar al comedor.

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Todas correctamente sentadas en su respectivo lugar, sus piernas en orden y postura de señorita. El gran reloj del fondo, anunciaba la hora de cenar, si no estabas allí en ese momento, te hibas a dormir sin cenar y con un castigo al amanecer, pero en caso de que quisieras luego algo de comer, pasabas a lavar los platos de todas a la cocina, sin ninguna ayuda. Hacía un esfuerzo diario para sentarme en aquella mesa, ser víctima de todas las miradas y sentir la vaga presencia de Crhis y Irina mirandome desde la puerta del pasillo, en señal de que me están esperando para dormir conmigo.

Dark light (Esquizofrenia) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora