Una noche de invierno

609 15 0
                                    

Erase una noche como cualquiera, que entre cantos de grillo y tenues brisas
danzaban dos pequeñas luciérnagas, cortejándose una a la otra.

Oh, era tan hipnótica su danza que los animales al rededor quedaban maravillados

dando vueltas, giros, grandes destellos, respondiéndose con cariño

hasta que súbitamente aquel momento lleno de alegría fue obstaculizado.

Fué entonces cuando todos ahí lo pudieron apreciar, se alzaba un cielo, y un laberinto de obscuridad,

sus destellos se convirtieron entonces en guías de una a la otra...

rondando, buscando la salida desde ese mundo, su bello mundo que ahora se teñia de sombras.

Cansada y agotada una de ellas, pero sin decírselo a la otra continuaron en su dura lucha para escapar.

Luego de un par de minutos.. cuyo tiempo fue asimilado como si se hubiera tratado de una eternidad,

logran apreciar a la lejanía con sus leves destellos, una ruta, la senda correcta. Pero algo sucedía... ella comenzó a quedarse sin aliento...

Entonces, fue aquí que su compañera lo notó... y decidió hacer algo por ella...

Y entonces dijo: -¡prepárate!
Reunió toda su energía, toda su luz... y brilló, fué un destello tal, que todo fué iluminado, se grabó con luz la salida y con un sentimiento de alegría las esperanzas para la otra luciérnaga.

Pero luego, fue transformado en un dolor inesperado... la luciérnaga que había usado su gran destello, lo hizo sabiendo, que este sería el final... cayó, dando un giro fúnebre ante su compañera, mientras con una tenue luz le comunicó:

Tú, me importas más que mi vida... ahora conoces el camino... continúa, no temas, lucha y recuérdame...

Todo volvió a sumirse en la obscuridad, pero con una diferencia... fue aquel sacrificio su salvación.

Encontró el final del laberinto de sombras, vivió y... recordó.

Una noche de inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora