Cuatro (Lali)

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Mi cabeza ya no tiene él control de mi cuerpo, mi cabeza dice que me detenga pero mi cuerpo, mi sistema esta demasiado ebrio y excitado como para poder detenerse.

Me levanto para poder dejar salir a Mariano, pero no cabeza piensa desesperadamente en Julia.

Mi cuerpo se detiene en seco y algo torpe, mi cabeza toma un poco de control y mira al chico alto ojos colores agua.

—Mi amiga.—digo en un murmuro—.

—¿Quien nena?—Pone su oído sobre mis labios para escucharme mejor —.

Como me dice hace que la piel se me erice en un segundo, trago duro antes de repetirle.

—Mi amiga, Julia.—digo mirando su pelo marrón—.

—Vamos a buscarla. —me toma de la mano y me da un apretón suave —.

Caminamos entre él medio de la gente mirando por todos lados, veo como en mi mano por segundos pasa su dedo pulgar por la parte superior de la mano, acariciándola.

Luego de muy corto tiempo veo a Julia.

—Ahí esta.—grito señalándola y veo como da un pequeño salto ante mi grito—.

Mariano mira a Julia y ríe negando la cabeza.

—¿La conoces? —Frunzo completamente él ceño y lo miro con clara confusión —.

—Vamos.—me toma suave del antebrazo y me dirige  hacia Julia y este chico—.

No se si es lo ebria que estoy o tengo piernas bastantes pequeñas que una de sus sacadas son 2 pequeños pasos míos.

Mariano susurra algo en él oído de este chico y Julia, Julia ríe y susurra algo en él oído de Mariano, esto me esta molestando, y mucho.

—No actúen como si no estuviese.—me cruzo de brazos y bufeo completamente enojada —.

Mi amiga me abraza y me aprieta, un gesto clave de que esta ebria.

Mariano me vuelve a agarrar del brazo y hace un gesto en modo de despedida, y se da media vuelta para encarar la salida y caminar.

Este hijo de puta prácticamente me esta arrastrando, saludo sacudiendo mi mano a Julia y intento incorporarme al paso de Mariano, pero es casi imposible.

—podes esperar señor apurado, con estos zapatos no puedo correr.—lo tiro con todas mis fuerzas y logro que se detenga —.

Mi mira de frente, sin descaro, no se porque, pero su mirada no me molesta, ni un milímetro de ella.

Estábamos cerca de la salida por lo que veo.

Unos chicos pasar por mi lado y empiezan a hacer comentarios completamente fuera de lugar.

Veo como mariano tensa sus facciones y su mano se forma en un puño, sus nudillos están completamente blancos.

—¿Qué acabas de decir, pelotudo?—Mariano camina de una manera intimidante contra el chico que ni le dobla la musculatura y la altura, sin tocarlo lo apega contra la pared y levanta el puño —.

—Mariano ya esta, dejalo.—lo agarro de la camisa y tiro de él, lo menos que quiero es verlo pelear, no lo conozco, no se como actuará—.

Él chico lo desafía, piensa que porque este yo, él parará, pero lo que no sabe, es que no soy nada de él.

Mariano no tarda en reaccionar y de un puñetazo revienta él pómulo de este tipo.

Él tipo da un gemido de dolor y empuja a Mariano, tira un puñetazo en él pómulo de Mariano, el solo gruñe y veo como se oscurece sus ojos, como si algo en él saliera, algo malo.

Mariano agarra al tipo y lo estampa contra la pared, eleva él puño de nuevo, pero él siguiente golpe iría a su mentón.

—MARIANO BASTA. —grito agarrando del puño elevado, él se da la vuelta y me mira a la cara—.

Mis facciones me adelantan, ve que estoy con miedo, suelta al tipo y de costumbre me toma del antebrazo suave y caminamos hasta él estacionamiento.

Me safo de su agarre con enojo y camino hasta más adelante que él, acaso no se pudo controlar, cualquier pibe hace ese comentario o peores cuando ven a una piba linda o con un vestido corto.

—Hey.—apresura un poco él paso y suspira pesado—.

—Aah bueno.—me giro con enojo y veo como se detiene, pongo mis manos al alrededor de mi cintura— encima de que te haces él loco me suspiras de esa manera.

—Perdón ¿si?, Te estaba defendiendo. —adelanta un par de pasos y me mira a la cara—.

—Como él hizo ese comentario, lo podías haber hecho vos.—Me quedo quieta en él lugar donde estoy—.

Cuando estoy ebria me pongo como un  grano en él culo.

—Pero mientras estés conmigo.—se acerca en zacadas para quedar cara a cara, trago duro y lo miro a los ojos—no quiero que nadie te lo diga, aparte de mi.—me guiña él ojo y acaricia mi mejilla—.

Cierro mis ojos ante él inesperado gesto, sus dedos calientes recorren toda mi mejilla, aun que tenga los ojos cerrados puedo sentir su penetrante mirada.

Abro mis ojos lentamente y veo como mira, atento y presente de deseo.

Me acerco lentamente rozando sus labios y sonrío de lado.

—Vamos, tengo que curarte él pómulo.—acaricio su pómulo sano y sonrió amplío —.

Toca su lastimado y mancha sus dedos con sangre, sonríe de lado mirándome.

  —Que aria sin ti.—Saca el seguro del auto abriéndome la puerta del copiloto—.  

  —Te curarías solo.—Digo con serenidad y inhalo el olor que contiene el carro—.

Escucho su risa por fuera del vehículo y sonrío de lado mirándolo, Mariano entra al auto y me mira a los ojos.

—Eres muy distinta, Lali.     

Desde Esa Noche (Mariali)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora