Es difícil saber con exactitud cuando comenzó todo, pero comenzare, por el cambio más duro de mi vida... El cambio de primaria a secundaria... Fue muy duro al principio, ni tenía la menor idea de qué hacer, estaba perdida. Mucho trabajo, mucha tarea, cosas superficiales que llenaban mi mente de estés. Siempre fui una chica buena, tenía miedo de faltar, y perder algo que... Ya no existe. En sexto grado era la niña más feliz del mundo, mi madre siempre me preguntaba si había alguna manera de hacerme entristecer, pero mi respuesta siempre era la misma "Estar triste es aburrido, una pérdida de tiempo" yo estaba segura de que mi respuesta no cambiaría, o al menos no en mucho tiempo, pero ya hace tiempo que mi madre no me pregunta lo mismo. Todos los días despertaba anchoas de ver lo que el mundo me traía, iba a la escuela feliz de ver a mis amigos, especialmente a dos personas... Janis y Evan. Janos fue mi mejor amiga durante años, o eso creía, y Evan es el chico más lindo que he conocido. Pero he vivido en un engaño durante mucho tiempo, Janis solo era mi amiga cuando le convenía, pero cuando yo necesitaba ayuda, ella era mi problema, y mi ignorancia me hizo creer esta mentira durante años. No sé si fue así como todo empezó. Una decisión, lágrimas... Tal vez esto si fue el comienzo de todo... Cuando Janis prefirió estar con las chicas "populares" en vez de con una chica como yo, que prefería terminar la tarea en vez de ir a una fiesta, me sentí estupida, fui una ciega.
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Me sentía como una extraña, había estado a mi lado por años, mi mejor amiga ahora era... Una extraña, un nombre, un rostro, irreconocible entre la multitud. No los se, jamás había sentido esto, era ira pero en mi también hay una profunda melancolía. No sé qué pasa, siento tan mal, pero casi no me importa. El bicho tampoco la veía como alguien cercano. Tal vez esto se ve acabado hace mucho tiempo. Sólo sabía que había quitado un gran peso de encima... Pero una más pesado había caído en mis hombros. Aunque me despertaba sin ánimos, Evan siempre estaba ahí para darme esperanzas. El siempre estaba ahí para secar mis lágrimas, no importaba que. Claro que también tenía mi mamá, pero no podía contarle, ella tenía sus propios problemas. Tenía que ocultar lo que pensaba, lo que sentía, pero no era la primera vez, ahora sería más fácil. Tal ves llorara... Pero ella jamás vería mi lágrimas.
