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No era la primera vez que veía un fantasma, así que solo le dio una mirada confundida. ¿Qué lo habría detenido para que ascendiera al cielo? Él no lo sabía.

Y estaba confundido, el coqueteo barato de a Oliv, la intensa mirada de Bree y una Thais muy deprimida, ¿les decía? No, parecía correcto. Lo tacharían de raro, y él tenía que aclarar sus dudas con aquel fantasma.

A las doce de la noche mientras los adultos tomaban café y murmuraban sus condolencias hacia la familia de Gideon y los niños jugaban en el jardín siendo retenidos y silenciados por sus padres.

El humano y el fantasma hablaron por primera vez.

― ¿Por qué no ascendiste al cielo? ―Pregunto directamente el joven, mientras Gideon sonreía irónicamente- ¡Vamos, sé que puedes hablar!

Gideon asintió lentamente, y paso su mano por su cabello tratando de peinar su pelo rojizo.

― Ni yo lo sé, salte de ese puente para irme de este asqueroso lugar ―sus palabras confundieron al muchacho.

El joven lo entendió en ese momento, a él le faltaba algo por terminar. Quizás algo por descubrir.

He hicieron un trato, el humano ayudaría a el fantasma, y el fantasma lo ayudaría cuando ascendiera.

Nada estaba escrito, nada. Y al destino dichosamente le gusta jugar sucio.

Cuando él apareció Donde viven las historias. Descúbrelo ahora