-¡Gigi corre por favor, date prisa! Como nos castiguen por llegar tarde, verás.- grité a la vez que cogía su mano y la arrastraba hasta el gimnasio de nuestro instituto.
-La entrenadora no sería capaz.- contestó ella pacíficamente. En estos momentos me daban ganas de cortarle la cabeza.
Entramos por la gran puerta que daba paso a la pista de básquet donde ya se encontraba todo el equipo entrenando. Sí, éramos animadoras. Pero no creáis, no éramos el típico estereotipo. La sra.Grimswert se volteó al segundo de oír nuestros pasos.
-Llegais por lo menos quince minutos tarde. ¿Tienen acaso un buen motivo? -espetó.
Georgia y yo tartamudeábamos intentando buscar algo que sonará convincente, mientras yo, Jade Grayson, fulminaba con la mirada a mi amiga.
-Ya veo que no, es la tercera vez en lo que llevamos de curso y no dejaré que pase por alto. Castigadas, a las 3 en el aula de castigo. Ahora id a cambiaros y que sea rápido.
Asentimos y nos dirigimos a los vestuarios sin intercambiar ni una palabra. Nos pusimos los uniformes. Una falda de pliegues, color azul marino con la parte baja color blanca y un top simplemente azul marino de tirantes blancos cruzados en la espalda. En dos minutos estábamos ya listas. Salimos con las demás y después de un aburrido calentamiento pudimos empezar.
-Uno, dos, tres ¡Y arriba! Uno, dos, uno, dos. Seguid así. -nuestra entrenadora era bastante dura, pero estábamos entrenando para las nacionales y era necesario ganar.
Cuando se acabó el entrenamiento ya eran las 2 y debíamos comer. Nos duchamos lo más rápido posible, bueno, como siempre....
-¡Gigi que te des prisa, tengo hambre! Y encima dentro de una hora tenemos el castigo.- chillé. Parecía una desesperada, ¡pero esque en realidad lo estaba!
Yo no me solía meter en problemas, pocas veces había estado castigada. Y se podría decir que yo era una chica bueno, no era de esas problemáticas que sacan malas notas. Yo no era así.
-Tierra llamando a Jade. -alguien pasó su mano por delante de mi cara.
Reaccioné y pestañeé un par de veces.
-Oh lo siento. Venga vámonos ya.- cogimos nuestras mochilas y nos dirigimos a la cafetería.
-¿En que pensabas?- me preguntó Jade.
-Ah, en nada.
Seguimos hablando de varias tonterías mientras cogíamos nuestra comida y nos sentábamos en una mesa.
-¿Sabes? Dicen que Harry y sus amigos compiten en las carreras ilegales, esas de motos.- comentó, adorábamos los cotilleos.
-¿Harry? ¿Que Harry?- estaba muy distraída hoy, la verdad.
-¡Styles! ¿Quién va a ser? Harry, de toda la vida.
Reí por su ocurrencia: Harry de toda la vida. Ya claro, como si lo hubiera visto nacer, por Dios.
-Pues no sé, él sabrá. Son los chicos más populares, cualquier cosa que hagan él y sus amigos estará estupenda para el resto del instituto.- contesté una vez había acabado de comerme la hamburguesa.
-¡Jade, que son las tres!
Corrimos hacia la sala de castigo y dimos unos suaves golpes en la puerta antes de pasar.
-Adelante señoritas, cojan sitio y hagan el favor de no hablar en toda la hora.
Para nuestra sorpresa, allí estaba el rey de Roma y su ejército. Nos sentamos en unos pupitres que estaban detrás de él y Zayn, su amigo. Solo habían pasado unos quince minutos cuando Styles se giró haciendo su famoso hairflip. Bufé, cuando los chicos hacían eso me ponía realmente nerviosa.
-Oye guapa ¿tienes un lápiz?- susurró cerca de mi oído.
-No.- solté. Sin ni siquiera haberlo mirado antes.
-Pero miralo almenos ¿no?
-No.- volví a pronunciar de la misma manera.
Entonces miró a Gigi y la preguntó exactamente lo mismo. Ella se lo dio, él le guiñó un ojo y al volverse hacia mi me hizo una mueca de la que pude interpretar algo como “Aprende, preciosa”. Le sonreí con ironía y me dispuse a preguntar a Georgia por que lo había hecho.
-¿Por qué se lo das?- dije en voz baja y sonando algo borde.
-Porque es Harry Styles, obviamente.- dijo mientras miraba a esos cinco chicos que dominaban el instituto.
Al cabo de unos diez minutos, Harry y su amigo se giraron otra vez.
-¿Y por qué están castigadas estas dos chicas tan buenas?- dijo Zayn con un aire de superioridad.
-No te importa.- dije sin ganas.
-¡Jade!- me regañó mi mejor amiga, y a continuación les explico lo ocurrido.
Ahora ya eran los cinco chicos los que estaban pendientes de eso, y me incomodaba, realmente me incomodaba.
-Nunca os había visto por el instituto, que raro.- esta vez el que habló fue el rubio.
-Ya bueno, tampoco hacía falta.- susurré sin que nadie logrará escucharlo, a excepción de Gigi que me fulminó con la mirada.
Ellos siguieron hablando con Gigi, pero yo me mantuve alejada. Cuando por fin eran las cuatro y el sr.Rogerson anunció que podíamos marcharnos. Recogí mis cosas y me fui directa a la puerta, sin esperar a Georgia. Estaba molesta, porque pasó de mi mientras no paraba de hablar con esos cinco.
Narra Gigi
Jade ni siquiera me había esperado, pero no se lo tuve en cuenta. Seguramente tendría prisa. Seguí hablando con Harry, Zayn, Louis, Niall y Liam hasta la puerta del colegio. No parecían tan malos como decía la gente. Chulos, rebeldes, sí; pero eran divertidos.
-Bueno, me voy.- dije despidiéndome con la mano.
-Espera, ¿quieres venir mañana a las carreras?- dijo Liam. Era el que mejor me había caído. Aunque no sabía que decir, ¿a las carreras? ¿las ilegales? Yo no era de ese tipo de chicas.
Al ver que no decía nada, respondieron ellos por si mismos.
-Interpretaremos tu silencio como un sí.- dijo guiñando un ojo Louis.- a las diez en el descampado de las afueras. Mañana.
Sonreí nerviosa ¿que acababa de pasar? No podía ser, y ahora ya no me iba a negar. Cuando giré para seguir mi camino. La voz de Harry me llamó la atención.
-¡Oye! Y tráete a tu amiga la borde.- dijo sonriendo.
Teníamos que ir. Quería conocerlos más y seguro que si Jade supiera como son, a pesar de ser una chica demasiado buena y ellos demasiado rebeldes, le gustarían. Pero solo tenía una cosa clara: Jade me iba a matar.