prólogo

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Me llamo Jonathan Clinton, nací el 5 de abril del año 2001 en Boston (Estados Unidos) mi madre se llamaba Jessica Garrent y mi padre se llamaba Josep Clinton, eran las únicas personas con las que llevaba una relación, no tenía novia, tampoco tenía amigos, mis padres eran mis unicos amigos, las únicas personas en las que podía confiar, no tenía una vida fuera de lo común, a pesar de todo yo era feliz y amaba mi vida, en el colegio todos hacían como si yo no existiera o Al menos eso era lo que yo pensaba, había una chica llamada Alanis Santa que era parte Latina y parte americana, era la chica más linda que yo había conocido, ella siempre me saludaba cuando entrábamos a clases y siempre se despedía de mi cuando tocaban el timbre de salida, el timbre de entrada soñaba a las 8:30 am y en de salida sonaba a las 16:45 pm; un día Alanis se acercó a mi en el almuerzo, era mucho más bella de cerca; ella me preguntó si quería salir después de clases y yo le dije que si, entonces después de clases llamé a mis padres para avisarles que saldría y llegaría más tarde a casa, la pase genial con Alanis, fuimos al parque y anduvimos en los carritos chocones, pero cuando se estaba poniendo oscuro sentí que alguien nos miraba pero dejé de tomarle importancia porque pensé que era uno de los chicos de la escuela que se extranaba que estuviera con alguien y más ensima que fuera una chica.

Llegué a casa cuando ya era de noche y mis padres me esperaban para ver como me había ido con Alanis.

-- y... Ya tienes novia hijo?

-- no papá, sólo salimos a la ciudad

-- pero como es eso?, hijo tienes que conseguir una novia para que te sientas bien con tigo mismo, además tal vez lleguen a casarse como tú madre y yo, nosotros nos conocimos a la misma edad tuya y miranos, estamos felizmente casados.

--tienes razón pa, creo que debo conquistarla.

Después de eso me fui a dormir con la sonrisa más grande que puse en mi vida, cuando estaba en la cama sentí la misma sensación de que alguien me miraba y esta vez ya me empezó a dar algo de miedo pero no tanto como para evitar que me durmiera.

Atrapado En La Mente De Un Asesino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora