El

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Nadie salía vivo de aquel lugar, era un juego eterno, un recorrido sin fin el cuál tomes el camino que tomes siempre al final te espera tu muerte, silenciosa y desgarradora.

El te observa, el te atrae hacía su laberinto para luego poder jugar contigo, se disfraza de Ángel para luego matarme como bestia, te obsesiona y luego te destroza en pedazos, te atrapa para luego no dejarte ir.

Luego descubres su verdadero rostro, el cual se te graba en la mente y no permite que pienses en otra cosa, no te deja dormir, pestañear, e incluso respirar.

No lo mires, sus ojos son su arma.
No lo toques, sus manos son trampas.
No te acerques, o morirás.
No me hagas caso, pues tarde o temprano caerás en su trampa.

Relatos de terrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora