Harry.
-Tenéis que buscar a esta chica-dijo el Agente señalando a una foto.
-¿Y qué tenemos que hacer con ella?-dije.
Silencio.
-Violarla-rió Louis.
-Déjate de bromitas.
-Tenéis que matarla-afirmó el Agente.
-¿¡Qué?!-exclamó Zayn.
-Efectivamente, tenéis que matarla.
-No podemos hacer eso, señor.
-Si no hacéis, seréis despedidos.
-Vale, lo haremos-dijo Louis.
Le di un codazo.
-¿Estás tonto o qué?-le susurré.
-Tu sígueme el rollo, se perfectamente lo que hago.
Le eché una mirada fulminante.
-Pueden marcharse-ordenó.
Salimos a la calle.
-¿Cómo puedes decir eso, Louis?-dijo Zayn.
-Sé muy bien lo que voy a hacer cofiad en mi.
Paseábamos por la ciudad de Londres. Nadie nos conocía, no sabían nada de nosotros. Sólo teníamos una misión, matar a esa muchacha. Pero no podíamos hacerlo, aquello era una auténtica locura. ¿Cómo podríamos matar a aquella joven tan guapa? ¿Cuántos años tendría? ¿Cuál sería su nombre? ¿Dónde vivía? Muchas preguntas sin respuesta.
_____.
Salí a la calle a comprar la cena, eran las 8 de la tarde. Esther, mi mejor amiga, me acompañaba. Entramos en el supermercado más cercano y compramos varias cosas. Esta noche nos quedaríamos solas en casa.
De repente, nos topamos con cinco chicos. Muy guapos, la verdad. Uno moreno, con ojos color miel. Otro más o menos igual, un rizado con los ojos esmeralda, un joven castaño con los ojos turquesas y un rubio de ojos celstes. El último me llamó mucho más la atención.
-¿Has visto a esos?-dijo Esther señalando a los muchachos.
-Quita-dije bajándole la mano para que no señalara- Eso es de mala educación.
-P-pero es que están buenísimos.
-Ya, ya-rodé los ojos.
-¿Te has fijado en el moreno ese alto?
-Que sí, Esther.
Poco a poco se fueron acercándo más, pasaron de largo, pero el rizado se detuvo en seco.
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