Capítulo 4.

108 8 1
                                    

Narra Diego.

- ¡D-diego! ¡Aaaah!-Edgar gime con fuerza-¡M-me voy a correr!-Música para mis oídos. Cuando oigo sus palabras, mis caderas comienzan a bajar el ritmo, pues pronto llegaré también.

No tardamos mucho.  Es una sensación maravillosa...

-Diego...-murmura, clara señal de que ya está cansado.

-Dime, cariño.

-Despierta.

No sé en qué momento, pero abro los ojos y estoy sólo en mi habitación. ¿Enserio, estaba soñando que me follaba a Ed? Dios, necesito que despierte ya, le ansío.

Ha pasado una semana desde que le indujeron el coma, y, joder, lo estoy pasando muy mal.

Cada día voy a visitarle, porque no puedo aguantar el no estar junto a él.

-Cariño-grita mi madre dede el piso de abajo-hay alguien que quiere verte.

No tengo ganas de salir de la cama. Lo único que quiero es volver a dormirme, pensando que Ed está despierto, y que nos besamos  o caminamos por la playa de noche, como a él le guta. Dios, ¿por qué no le habré pedido salir cuando pude?

Salgo de la cama inmediatamente, yendo sólo en pantalones cortos. Bajo las escaleras y abro la puerta.

-¡Diego!-grita Laura.

Por precaución cierro la puerta y trato de calmarme. Por ella mi amor está en coma.

El timbre suena múltiples veces, por lo que abro la puerta dispuesto a echarle la bronca a Laura.

-¿Es que no me has entendido? Te lo dejé muy claro, hemos terminado y no quiero volver a saber nada más sobre ti.

-P-pero...

-Pero nada. Me importan una mierda tus argumentos para defenderte.

-Diego, escú... -no aguanto más, le cierro la puerta de nuevo y salgo corriendo a mi cuarto.

-¿Qué quería?-me pregunta mi madre sonriente. ¿Sospechará algo?

-Nada, me ha dado un libro que se me quedó en su casa la semana pasada.

-Vale. Por cierto, a las 2 me iré con tu padre a casa de la abuela. Te dejaré algo de comer.

-Sí mamá.

Qué pesadilla, dios. Rápidamente, saco mi móvil y marco el número de Emma.

-¿Diego? ¿Pasa algo?-responde Emma.

-Sí-contesto-¿puedes quedar ahora mismo?

-¿Justo ahora?

-Justo ahora-respondo sonriendo.

-Mmm... vale, deja que me vista.

-¿Cuánto tardas?

-Unos 10 minuto, todavía no sé qué ponerme.

-De acuerdo, te espero debajo de tu casa.

-Okay, hasta ahora.

-Adiós.

Consúmeme.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora