Estimada Señora:
He recorrido tres horas de carretera, treinta minutos a pie por caminos rocosos y resulta que cuando llego a mi destino. .. no hay casa. No hay ninguna edificación en el lugar al cual envió mis cartas. Simplemente Montes e hierba seca, sin vida. No se escucha ni un sólo ruido de algún ser vivo.
Fue tal mi decepción al ver que no existe el lugar donde habitas, tan grande el cabreo conmigo misma que antes de retomar mi camino a casa, de otras tres horas más, que tome mi bolso y saque mi frasco de ansiolíticos dispuesta a olvidar el gran daño que sentía. No contenta con ello abrí la guantera de mi coche y cogí aquella botella de vodka que no se porque extraña razon la puse ahí minutos antes de mi marcha.
Te escribo todo esto porque aún así sigo pensando que has leído mis cartas y está última la leeras, pero yo ya no estare para recoger tu respuesta.

ESTÁS LEYENDO
A Solas
SpiritualCasi todos solemos temer a la soledad pero ¿realmente hay que temerle? Está prohibida la copia y/o adaptación de esta historia. Está basada en hechos reales