Sabía que él estaba ahí por mí. Ahora lo sabía. Sabía quién era y él sabía que yo lo sabía. ¿Qué hacer ahora? ¿Fingir que todo sigue igual? ¿Fingir que no me importa? ¿Seguir fingiendo y lanzarme a sus brazos? ¿Realmente estoy fingiendo?
Mi nombre es Olivia Bornett, pero no, esa no soy yo. Mi nombre real murió junto con mis padres. A mi nombre real le arrebataron la vida unos hombres sin rostro. Aquellos que se negaron a conocer la historia de un padre de familia, que no hacía más que cuidar de sus hijos. Solo vieron al sujeto que aparece en los titulares con el "Se busca" sobre su cabeza o quizá el "Recompensa; vivo o muerto". Cualquiera sabe que habrían ganado más con él estando vivo, pero solo alguien que lo conoce bien sabría que vivo representa la muerte para quién osase tocar a su familia.
Olivia es la mayor de tres hermanos. De día trabaja en una prestigiada casa editorial. De noche da una calada en memoria a los fantasmas del pasado. Mientras que en sus tiempos libres, aparezco y fantaseo con la venganza. Lo hice y ahora ella es una fugitiva, está siendo perseguida por los hombres malos, pero ¿por qué? Ella no ha hecho nada, ella es solo una editora. A quién buscan es a mí. Olivia no es más que un personaje, Olivia está en mi imaginación, ella es mi sueño. Es una chica dulce, divertida, cariñosa, trabajadora, tiene un novio que la adora y sus hermanos... sus hermanos son todo para ella. Como sabría yo que podían encontrarla si la escondí tan bien.
Discúlpame, Olivia.
Fue lo último que le dije antes de sentir el frío metal de la silla del café en la doceava avenida.
Sabía que ella estaba ahí por mí. Ahora lo sabía. Sabía quién era y ella sabía que yo lo sabía. ¿Qué hacer ahora? ¿Fingir que todo sigue igual? ¿Fingir que no me he enamorado de ella?
Oh Olivia, mi Olivia. Estas ganas tan fuertes de dejarlo todo por ti. Pero ¿quién puede vivir una mentira? Lo cierto es que alguien como tú no puede amar a nadie. Eres buena en lo que haces. Me atrapaste, me tienes. Pero sé lo que hiciste. La servidumbre te vio, las cámaras de seguridad tienen ese rostro en su memoria. Mi padre. No mostraste compasión. Olivia, dos años contigo no me han dicho nada. Me has dejado más confundido. Estoy lleno de amor y de odio y ambos sentimientos te pertenecen a ti. Aún recuerdo toda esa rabia cuando vine a buscarte, tu sonrisa te salvó, de no haber sonreído de esa manera yo ahora no estaría tan perturbado decidiendo entre matarte a ti, a mí, o a lo que fue mi padre.
Me lo has puesto tan difícil, pero ha llegado la hora.
Discúlpame, Olivia.
Ese jueves en el Café Presse representaba la última tarde de alguien. La ultima tarde de Olivia.
Cuando él llego, la castaña ya lo estaba esperando. "Debe ser una broma" pensó él al ver que llevaba puesto el vestido que le había obsequiado semanas antes. La mujer sonrió pues había aprendido a leer su mente. Él también había hecho su parte, se había afeitado y tenía ese aroma a colonia desprendiéndose de su piel y viajando a contra corriente hasta sus fosas nasales, recordándole los momentos que habían pasado juntos en los últimos dos años. Como cuando se conocieron... cuando ella lo conoció a él y él conoció a Olivia. De haberla conocido a ella, jamás se habría enamorado ¡Dios! Ella es todo lo contrario a Olivia. Es distraída, no tiene empleo, sus hermanos la abandonaron hace años, está obsesionada. Aunque tienen una cosa en común; ambas están perdidamente enamoradas de él. Lo sabe y es su más grande debilidad. Ella es tan egoísta que ha decidido deshacerse de Olivia para tenerlo a él.
El joven sonrió frente a la asesina de su padre, qué cosa tan irónica es darse cuenta que la que le causó más penas le haya dado los mejores momentos.
Nadie se había atrevido a decir nada.
¿Qué hacer ahora? ¿Cómo seguir fingiendo si ahora los dos lo saben?
No sé nada sobre música clásica o música en general. Si le preguntaran a Olivia quizá sabría algo de eso. Los violines siempre son tan sentimentales, nos dan la escena perfecta para cometer un crimen. Es una ventaja que el café se decidiera por poner algo así hoy.
Y luego, como si nos hubiésemos puesto de acuerdo los dos sosteníamos un arma, los dos apuntando hacia la causante de todo.
"Discúlpame, Olivia." susurramos los dos, nos escuché en unísono. Pero solo un disparo.
Él no se atrevió a hacerlo. Porqué a pesar de todo, él seguía enamorado de Olivia.