Narrador universal:
Las horas de Isabella pasaban lentas, tan solo eran 17:30 mientras limpiaba una de las mesas del fondo, fue llamada por uno de los tantos clientes en aquella cafetería. Entre el bullicio logró entender que quería otra taza de café y otra dona, yendo a la cocina logró ver por el rabillo del ojo esa silueta, esos rulos. Sin importar como se vería, dio un rápido giro sobre sus talones para así tener mejor perspectiva de todo el lugar, principalmente donde estaba el ojiverde.
Narra ella:
Llendo a la cocina por el pedido de aquel señor mayor pude ver como suavemente se abría la puerta principal.
-más trabajo- pensé, pero logre distinguir esa espalda, esos rulos. Sin más vueltas me giré y mirándolo fijamente mientras él buscaba una mesa libre que pueda ocupar solté una mínima sonrisa de lado, intenté ocultarla y seguir con lo mío. Llevando el pedido a la mesa correspondiente trataba de buscarlo. Me puse mal por un segundo al buscarlo de reojo y no encontrarlo. Solté un suspiro al ver que estaba en la mesa más alejada, la más oscura, intenté ir a tomar su pedido, pero me ganaron de mano.
Lo veía beber su café, mover los dedos que sostenía su libro, de a ratos corría sus cabellos llevandolos tras su oreja, se veía concentrado, encantador, terriblemente irresistible. Moría por saber su nombre, a que olía o tan sólo que leía.
-Otra vez- susurré. Mientras veía como por debajo de la mesa estiraba sus piernas para así cruzar una arriba de la otra, recostandose en su silla aquel libro terminó de tapar aquel rostro que no podía dejar de mirar.
Tratando de no desconcentrarme seguía haciendo mi trabajo, iba y venía, aunque por tener la cabeza en otro lado olvide más de una vez un pedido.
Narrador universal:
Isabella moría por acercarse y preguntarle si le apetecía otra taza de café o algo para comer, pero en realidad simplemente quería escucharlo, verlo más de cerca o pasar junto a él para que la notase. Ya casi 20:30hs, mesas vacías y el frío de aquella noche, no parecia importarle al muchacho, seguia allí en aquella mesa al final de la cafeteria, iba por su 3er café y terminando de leer aquel libro. Isabella reposando su rostro en sus manos, mientras se apollaba en el mostrador cerca de la cocina, podia contemplarlo a la perfección, lo miraba de arriba abajo, a sus lados, frenaba en sus ojos, recorria su rostro por completo para volver a frenar a mirar sus labios, aquellos que estaban siendo rozados por su lengua, para así humedeserse y largar una sonrisa.
