Ella

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Ella era el tipo de chica del cual todos se mantenían alejados, ya fuera por miedo o rechazo. No solía juntarse con nadie y procuraba que nadie se acercase a ella. Sin embargo, no había sido siempre así; pero hacía ya tiempo se había cansado de fingir, de poner buena cara cuando lo único que quería era gritar y desaparecer. Estaba harta de soportar siempre lo mismo, había dejado de mudarse cuando los problemas la acechaban y había dejado de importarle lo que dijeran otros. Había dejado de ser la niña dócil y callada que no quería defenderse por miedo a hacer daño al otro, sin importar lo mal que la trataran. Porque ella sabía que sus demonios saldrían y arrasarían con todo, pero eso ya no le importaba. Ahora ellos estaban siempre ahí, a su alrededor y amedrentaban a la gente, sin que ella tuviera que hacer nada. Y así llevaba unos meses, nadie se metía en su camino y no había problemas cerca. Y aunque sabía que en algún momento algo estallaría, no podía desear con más fuerza que nada ocurriera; estaba cansada de huir de todo, pero aún si lo enfrentaba, el resultado sería el mismo. Escapar. Alejarse. Reinsertarse en otro lugar, tratando de encajar desesperadamente y aparentar normalidad; pero eso ya se había terminado, ya no tenía ganas de soportar todo aquello por millonésima vez.
Puede que todos dijeran que era problemática, y en cierto momento lo fue, entonces había explotado y ahora eso la seguía, con sus consecuencias. La miraban con respeto y miedo, pero también con sospecha y acusación. Y aunque al principio la dolía ese rechazo, ahora lo consideraba lo mejor; le había ahorrado bastantes peleas.

Se comportaba como un robot, iba a las clases en la mañana, luego volvía a la casa, hacía las tareas y salía al gimnasio; lo único que la hacía alejarse de aquella pesadilla. Ya no le importaba que no hubiera nadie en la casa y que tuviera que ocuparse de todo, y si había gente, acababan ignorándose unos a otros.
Se miró en el espejo antes de salir de la casa, su pelo oscuro estaba algo despeinado pero no lo peinaría, después de todo ya daba igual. Este contrastaba con su palidez y sus ojos oscuros, y caía más o menos liso sobre su cazadora de cuero. Para continuar su rutina cogió un cigarrillo, mientras lo encendía, una chica de mirada vacía y apariencia ausente la miró desde el espejo. Ella suspiró y se dio la vuelta para salir de allí.

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⏰ Última actualización: Mar 31, 2019 ⏰

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