Llegué corriendo al hospital. Me encontraba exhausta, pero eso no era nada comparado con lo que sentía en ese momento. Mis piernas temblaban y en mi mente solo escuchaba esas palabras tan frías y duras: "Alex tuvo un accidente...se encuentra en el hospital. Deberías ir, te necesita y creo que es grave". No sabía nada más, tal vez era el simple desconocimiento lo que me aterraba tanto. Cuando ingresé al hospital, intenté relajarme, sabía que de nada serviría mi inquietud, pero el ambiente no ayudaba en lo más mínimo. El hall de entrada era rectangular, en el fondo se encontraba la recepción, y camino a ella, muchos asientos a disposición. Apenas se escuchaban ruidos y al entrar nadie me miró. Era como si cada uno estuviera en su mundo. Todo ese ambiente donde la vida parecia haberse retirado, me incomodaba, pero avancé con paso decidida hacia una de las chicas que se encontraba en la recepción.
-El paciente Alex cu..Cullen- dije sin poder ocultar mi nerviosismo.
-Se encuentra en el segundo piso, habitación 6- noté que debía estar muy acostumbrada a estos hechos porque apenas me miró.
Dicho esto, salí como pude hacia el segundo piso. Esperaba poder encontrarme a alguien en la puerta que me diga algo más antes de entrar a la habitación, pero no tuve esa suerte. Me detuve. Las palabras de mi suegro volvieron a pasar por mi cabeza y me sentí peor, pero no había corrido hasta ahí para frenarme en la puerta, claro que no. Respiré hondo y entré. La habitación me pareció pequeña, tenía el típico aspecto de hospital. A mi derecha, había un televisor, también dos camas que ocupaban casi por entero el espacio, y al fondo, un baño pequeño. Una de las camas estaba vacía, en la otra se encontraba mi novio junto con sus padres, acompañados por un médico. Estaban todos tan concentrados en él que nadie se percató que me encontraba en su mismo lugar. Decidí acércame un poco más, entonces...
-Oh, cariño, que bueno que llegaste- dijo Bella casi conmovida.
Bella era la suegra que cualquiera habría deseado tener. En los 2 años que estuve con su hijo, habíamos pasado varios momentos juntas, enseguida me había integrado a su familia, casi como una hija. A pesar de que me conocía mucho y le hacía muy feliz verme, siempre supo darnos nuestro espacio, nunca me sentí incomoda en su presencia. A veces pensaba que pasaría si algún dia dejara de haber algo con su hijo, si me seguiría queriendo como antes. Eran cosas de las que no estaba segura, pero no era el momento para pensarlo.
Se acercó y me abrasó. En verdad estaba muy mal, a pesar de la sonrisa que me dedicó, se podía ver claramente que había estado llorando. Yo no sabía que decir, me contuve a devolverle el abrazo.
Oscar, el padre, me miró un segundo y luego volvió a su hijo. Nos quedamos así un momento y un silencio se apoderó del lugar, lo cual me sorprendió, porque pensé que alguien iba a decirme algo, pero no fue así. Yo no era una chica muy paciente y menos en una situación como esta. Les miré fijamente y dije:
-¿Me pueden decir que paso? ¿Cómo se encuentra él?-
No contestaron enseguida. El médico se limitó a salir de la habitación sin pronunciar palabra. Un pequeño escalofrío corrió por mi espalda y cuando estuvimos solos los 3, Oscar empezó:
-Mira Tanya, como te dije, Alex tuvo un accidente. Está mal, perdió mucha sangre y está lleno de hematomas. El daño al parecer es mucho, y según las palabras del médico, vamos a necesitar mucha suerte para que salga adelante.
Me impactó su frialdad, parecía que no era su hijo. La verdad era que a Oscar casi no lo conocía. Trabajaba mucho y sólo cuando me quedaba en su casa a la noche lo veía. Aun así, nunca me dejó una mala impresión; se mostraba amable y reservado, al menos conmigo porque nunca habíamos tenido una conversación que durara más de dos minutos,! Nada que ver con Bella¡ pero al parecer, esto era simplemente otra faceta de él.