De vuelta a la rutina y reseña

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- En serio, ¿las vacaciones de Navidad no podrían tener más días? No se.... Tanto como las de Verano por ejemplo. - decía Dakota, mientras se frotaba los ojos intentando quitarse el sueño.

- Siiiii.... Ya les vale a los políticos. Ellos no se quejan porque se tiran el año entero ganduleando en su lujoso sillón para luego quejarse de que hay crisis.

Normalmente yo no solía hablar así, pero es que a las vacaciones uno se acostumbra muy rápido, y para volver a la rutina de levantarse a las 7 de la mañana (bueno entre que me he quedado dormida las 7 y media, pero lo mismo da), desayunar lo que sea aunque casi no hubiera probado bocado, vestirme a la velocidad de la luz cogiendo cualquier cosa que pillara y saliendo corriendo hacia la parada de autobús porque se me iba la ruta....

Aaayyys, pero quien me mandaría levantarme esta mañana pudiendo fingir algún virus y quedarte en casita calentita.

No tenía cuerpo para nada y andaba como zombie que era hacia la cafetería con Dakota y Crish a cada lado.

Ellas no son mis mejores amigas, pero las conozco desde que éramos pequeñas porque íbamos juntas al colegio.

Nos separaron de clase cuando empezamos el instituto y no me gustó para nada. En un principio había añorado el colegio, pero luego recordé algunas cosas que me ocurrieron y me lo quité rápido de la mente.

Ahora estoy algo más cómoda porque después de todo no acabé sola del todo. En la clase coincidí con Lara, una chica que tb estuvo en mi colegio pero que hasta hace unos años no me molestaba ni en hablar.

Era... Muy.... Cómo explicarlo.... Aah!! Ya se!! Era muy agresiva por así decirlo. Su forma de hablar era gritando y parecía una loca perdida junto con sus "amiguitas".

La detestaba, no soportaba ese carácter tan fuerte, ni esa capacidad que tenía para ponerme en seguida de los nervios. No le daba vergüenza hace nada. Pero tampoco es que le diera igual ir en pelotas por la calle. No. Para poneros un ejemplo ella era más de las que jugaban a verdad o reto y que cuando le tocaba decir algo verdaderamente vergonzoso a algún chico, le daba igual.

Se creía muy graciosa. Ella solía ir con Sophie, la chica a la que más odio en el mundo. Ella siempre me dejaba en evidencia desde que éramos pequeñas, hacia planes para que mis amigas se enfadarán conmigo y hasta le llego a mentir a su madre, haciéndola creer que yo la hacía todas las cosas que me hacía ella a mí.

A partir de ese momento, paré de intentar ser su amiga y como su madre pensó que yo era mala influencia para ella, no nos permitía estar juntas, al menos delante de ella.

Volviendo a Lara, ella también había sido influenciada por Sophie, así que ella no quiso acercarse mucho a mi, por si acaso le hacía "lo mismo que le hacía hecho yo a ella"

Pero llegó un día en el que la realidad la golpeo como un vaso de agua fría sobre la cabeza. Supongo que a Sophie dejó de serle útil porque empezó la misma historia que conmigo.

Empezó a decir cosas falsas sobre ella y dejándola en evidencia, dejándola así sin las amigas con las que había contado, que eran presas de las mentiras de Sophie y que la habían creído sin demora.

Al principio no la hice caso porque quería dejarla sentir lo que había sentido yo y por lo que ella había contribuido un poco. Pero las cosas cambiaron cuando un día llegué a la puerta del colegio, y la vi en una esquina, sola y llorando a moco tendido.

Nunca la había visto así. Y menos llorar. Siempre había pensado que era ese tipo de cosas la daban igual o que era muy fuerte y lo soportaría. En ese momento supe que tenía que ayudarla porque me vi a mi en esa esquina.

Al ayudarla empezamos ha hacernos íntimas amigas y descubrí como era en realidad. Era muy divertida y aunque no lo pareciera, si se ponía en serio, sabía comportarse de una manera razonable. Natalia también nos ayudó.

Ella siempre había estado allí para mí en todo momento, y había sido así desde los 3 años. Por eso siempre hemos sido como hermanas. Como ella ya había pasado esta etapa conmigo, fue de gran utilidad gracias a su experiencia. Y poco a poco fuimos haciendo volver a la realidad al resto del grupo.

Aunque no dejamos a Sophie del todo sola, me alegré de que pudiéramos rescatar a varias amigas de sus garras.

Contando esto me he dado cuenta de que parece más una vida de superheroina que de una chica de 13 años, aunque en ese momento tendría 10 o 11.

Lara no siempre iba conmigo porque también había hecho amigas nuevas, pero no me preocupaba. Es mi amiga y la quiero pero a veces se le va la olla y en ese momento me incomoda bastante. Pero para desgracia, Sophie también coincidió con nosotras en la misma clase y sus trampas siguen en pie aunque ya las contaré más adelante a medida que vayan viniendo.

Yo también había hecho amigas nuevas. Había una en especia que se había metido en el grupo de Lara y mío. Natalia estaba en otra clase por eso en este caso no está en el grupo. Aquella chica llamada Alicia de ojos oscuros, pelo oscuro y sonrisa dulce había hecho que le dijera todo cuanto siento.

Era difícil no decir nada porque con aquella sonrisa te obligaba, por así decirlo, a soltarlo todo. Nunca he dudado de ella y me alegro.

Volviendo a aquel día después de las vacaciones de Navidad os seguiré contando un poco en sí también sobre mi pasado.

Crish y Dakota estaban agarrando me del brazo para que no me durmiera en el camino pero aun así cerraba los ojos. Dakota estaba hablando un poco de cómo le había ido las vacaciones porque yo minutos antes de lo había preguntado. Y Chris con su habitual silencio, escuchaba y reía o sonreía en los momentos en los que hacía falta.

Con impresionante esfuerzo, conseguí subir las escaleras para ir al camino que llevaba a la cafetería. Hacía un frío de muerte y no quería quedarme fuera para nada. Al entrar vi en el fondo un pelo marrón familiar que levantó la cabeza, dejando ver una redonda cara con una sonrisa dulce digna de una bienvenida.

Estaba en un corro en el que había algunas personas hablando, de las cuales no a todas conocía pero no dudó en coger la mochila para venir hacia mi. Era un poco más bajita que yo, pero llevaba una mochila enormemente hinchada. Al llegar hasta nosotras nos dio a todas un abrazo y nos preguntó sobre nuestras vacaciones. Una por una fuimos contestando.

Yo me había ido a Cuenca, la tierra de mi abuela para pasar allí la Navidad. Al terminar ella hizo un puchero pero con ojos divertidos y empezó ha hablar.

Sin ti, misión imposible Donde viven las historias. Descúbrelo ahora