Prologo.

8 1 0
                                    

Hace unos meses leí en mi horóscopo que una persona de mi pasado iba a volver a entrar en mi vida... No suelo creer que lo que dice el horóscopo se cumple, ya que se trata de probabilidades solamente. Pero hubo algo en esa frase que me quedo flotando por la cabeza... ¿Quién es esa persona? Obviamente en ese entonces no seguí dándole vueltas al tema.
Pero aquí estoy, rondando por su biografía en Facebook, odiándome a mí y al mundo por hacerme caer otra vez en este círculo vicioso de una tóxica relación.
Abrí los ojos tras parpadear al mirar una antigua fotografía. Ante mí estaba aquella imagen de un chico que jamás había logrado ser mi novio, no sé si por mí dañina forma de querer o por su manera introvertida de querer. Solo sé que la relación nunca logró concretarse. Con un final inconcluso, simplemente nos distanciamos, nos cansamos de intentarlo, yo me canse que no ser querida de la manera la cual yo merecía –o creía merecer–.
Éramos niños, éramos pequeños ¿por qué queríamos tanto parecer grandes? ¿No podíamos dejar las cosas como estaban? Por qué según yo lo recuerdo... Antes de la presión social todo era un sueño.

En fin... No estoy aquí en la vida para recordar las cosas que sucedieron una y otra vez, estoy aquí para tener que coleccionar más recuerdos, más obsesivos recuerdos.

Apague mi celular, el cual me tenía atrapada, el sentimiento de un descenso inminente a la realidad me abrazaba, mis somnolientos ojos intentan mantenerse vigentes, debido el sueño que la visita de Almendra produjo.

El olor a hierba en mi habitación era fuerte.

Este se ha vuelto un hábito. Almendra va y viene revoloteando en su nube de humo de departamento en departamento. Nuestras sonrisas esbozan alegría y libertad, seguido de una mirada ida y fría. Suelo pensar que no es algo malo, por qué realmente no lo es, a pesar de todos los comentarios negativos de las personas adultas.

Luego de apagar el celular, mire mi entorno. El color lavanda de mis paredes logró relajarme mientras extendía mis extremidades. Recuerdo la noche anterior. Los porros estaban bien, mi ropa estaba bien, yo estaba bien. Lo que no estaba bien, era la distancia entre tú y yo.
– Hey Sabrina ¿Cómo te fue en la prueba de matemáticas?– decía el, hablándole solamente a mi amiga, haciendo como si yo no existiese. A pesar de cómo nos saludamos, a pesar de ese "¿cómo estás?" Tan cálido y lleno de simpatía que me propicio, aquel grado de incomodidad aún existía por el hecho de que no me nombrase jamás.
¿Será este el inicio de lo que anteriormente se anunció en mi horóscopo? ¿Llegará a entrar nueva y completamente a mi vida? No sé si esto me alegra o me asusta.
Quizás llegue el momento que poner a prueba mi fortaleza, ¿llegará el momento en el cual tenga que decidir entre el Sí y el No? Aunque debería decir que no lo quiero en mi vida, debo asumir que si, quiero algo de emoción otra vez, quiero volver a sentir algo con fuerza, pero no sé que podré sentir ahora... ¿Alegría? ¿Tristeza?... mientras sienta... Todo estará en orden.
Ahora no siento nada.
Aburrida es mi vida personal, escolar y familiar. Todo lo bueno –y malo– ha terminado, estoy atravesando un momento de máxima tranquilidad en mi vida, Bruno, quiero que arruines esta tranquilidad, esa es la verdad.
Pero de lo que sí estoy segura, no quiero ese amor distante otra vez. Pero ese deseo de probar su piel, la cual nunca pude obtener, carcome mi interior. Esa es la razón por la cual quiero su retorno, nada más que un simple deseo carnal, el deseo de saciar esta sed de pasión, nada más ni nada menos que con Bruno.

Mis cartas de sinceridad. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora