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Dallas, piensa, piensa, tú puedes.

¡Claro! Mia. Tome mi celular y busque el contacto que decía "Minnesota" y apreté llamar.

-Hola Dallas. -Pude escuchar la voz de Mia, al otro lado del celular.

-Hey Minnesota, necesito un favor tuyo.

-Sabes que no me gusta que me llamen por mi nombre completo. ¿Qué necesitas?.

-Necesito que revises unos documentos del restaurante. ¿Estas disponible hoy?.

-Para mi hermana mayor, siempre. ¿Por qué no nos tomamos un café y hablamos?

-Me parece perfecto, dentro una hora en el café de Statend Island que tanto de gusta.- Realmente necesitaba un descanso de la cocina del restaurante, un café con mi hermana es prometedor.

-¡Claro! y le diré a Brook si puede ir. Después de todo, hace tiempo que no me miro al espejo. -Mía y sus bromas. Decía que no necesitaba un espejo, mientras tuviera a su hermana gemela, Brook. Pero es que tenía mucha razón, eran realmente idénticas la una a la otra.
-Seguro, las veo entonces. Te amo.

-Te amo más. -Colgué la llamada y no pude evitar sonreir. Mis hermanas eran toda mi vida, y a pesar de que ya las tres somos mujeres con vidas algo ajetreadas, nos damos tiempo suficiente para vernos. Las Miller siempre están la una para la otra.

Statend Island estaba algo lejos de donde vivo, pero Mia ama ese lugar y siempre que le pido un favor me exije que vayamos para allá. Hacen unoa rollos de canela divinos de los cuales hasta yo soy fan.

Tomé mi cartera junto a mi celular,  y mis llaves.

Salí y me detuve un segundo en la calle. Tomé un buen suspiro y admiré la hermosa ciudad que era mi hogar. Amaba esta ciudad, la ciudad de Nueva York era el epicentro de la innovación, de la moda, de la cultura y a la vez podía ser tan acogedora. Era algo delicada, pero a la vez intimidante.

Caminé hacía la cera para tomar un taxi, y justo en ese momento pude ver a Louis, una amiga mía del restaurante, así que trate de alcanzarla y no fije mucho en el piso. Lo próximo que supe es que estaba cayendo al piso y un cuerpo extraño me detuvo.

-Lo siento señorita. -Me levanté lo mas rápido que pude. El hombre que me tenia sujeta parecía medir dos metros de altura y parecia pesar unos cien kilos de puro músculo. El acento que tenia era tosco, y su voz era realmente gruesa.

-No se preocupe. La culpa fue mía, yo siempre de distraída. -Le respondí. Él me regalo una sonrisa, y juro que nunca vi unos dientes tan blancos y perfectos, además de medir dos metros era moreno y tenia los ojos color ámbar, igual que mis hermanas. Pero por alguna extraña razón, los suyos me parecieron mas hermosos; seguramente por sus espesas pestañas. Éste hombre era realmente hermoso, dios.

-No se preocupe, no me molestó tropezar con alguien tan hermosa como usted. -Me sonroje de inmediato. -Tienes unos hermosos ojos verdes. -Eso me hizo sonrojar más.

-Gracias...-Iba a continuar, pero escuche el sonido de mi celular. Entonces me acorde, tenia una reunión con Mia y Brook -Cuanto lo siento, voy tarde. Gracias por todo.-Dije apresuradamente, corrí y tome el primer taxi que vi. Mia era la persona mas obstinada en el mundo respecto a la puntualidad, hacerla esperar era tener asegurado que estuviera irritada toda la tarde y eso era lo que menos necesitaba.

Ojala no lo hubiese hecho, el chofer de este taxi no dejaba de mirarme  morbosamente, tenia miedo de que chocaramos en cualquier momento pues este hombre no miraba la calle. Tuve que decirle que era transgenero lo cual ayudó, no me dijo más nada el resto del trayecto. Pedí perdón a Dios por usar a la comunidad transgenero pero de verdad necesitaba zafarne a éste hombre.  Llegamos al café y le pague los siete dolares que había costado el viaje.

Me baje del auto y entre rápidamente al café, allí pude divisar a mis dos hermanas pequeñas. Diferenciar a Brooklyn de Minnesota era difícil, que digo difícil, imposible, para alguien que no las conociera. Pero para mi, su hermana mayor. No era difícil. Las tres teníamos el cabello castaño, con ondas naturales, pero yo tenia los ojos verdes y ellas los tenían ámbar.

-Dallas, que bueno que llegas. Pensamos que no llegarias. - Dijo Mia, le di un beso en el cachete a cada una y me senté. -

Tuve un pequeño accidente. -Dije sentandome y recordando los hermosos ojos que tenía mi accidente.

-Ya nos contarás. Hace tiempo que no nos reuníamos, es bueno verlas. -Comentó Brook, mientras tomaba un pedazo de pastel de fresa.

-Me encanta verlas, se ven hermosas. - Miré lo elegante que era Mia, y lo informal que solía ser Brook. Totalemente contrarias y tan similares a la vez. - Por cierto Mia, aquí están los papeles que te comente.

-¿Problemas con el restaurante?-Preguntó Brook, mientras tomaba un sorbo del café.

-Pues todavía hay unos detalles legales, pero todo se resolverá. Dejenme buscarlos.- Busque los papeles en mi cartera, pero no los encontré por ninguna parte. Entonces recordé que tenia los papeles en la mano, y no los recogí cuando me caí. Mierda. -No puede ser, perdí los papepeles.

-¡¿QUE?! Dime que es mentira.-Gritó Mia. Solo pude negar con la cabeza. Mia solo maldijo en voz baja. La miré mal.

-Chicas. Perdón por interrumpir su pelea, pero un hombre muy guapo esta acercándose. - Dijo Brook, señalando hacía la puerta del restaurante. Giré la mirada y me encontré al hombre con el que había tropezado.

-Yo tropecé con ese hombre hoy.

-Pues vaya que tienes suerte, Dallas. -Dijo Mia.

-Mmm, Hola. Disculpen por interrumpir. Pero se te cayó esto cuanto tropezamos. -Dijo y me guiño un ojo. Me entrego los papeles. Este hombre había salvado mi pellejo dos veces en un día.

-Dios, gracias. Acabas de salvarme. - Realmente estaba avergonzada. 

-Pues que bueno que le dije a mi taxi que siguiera al tuyo. -Dijo mientras se reía y su risa ronca y gruesa creó que un escalofrío recorriera todo mi cuerpo, espera...  ¿Que? Oh dios. La vergüenza subió al mil por ciento.

-Dios mio, que pena. Lo siento tanto, mejor le devuelvo el dinero que pago en el taxi. - Ahora si, nunca en mi vida volvería a estar distraída en la calle.

-Creo que aceptaría una cita con usted en forma de pago. - Pude sentir como el rubor llenó mi cara. Yo no podía creerlo. Miré a mis hermanas y ambas estaban impactadas.

-A ella la encantaría salir contigo.-Respondió Minnesota luego de estar impactada por unos breves segundos.

-Pues eso espero, un placer. Yo soy Aleksander Lavrov. -Dijo mientras nos estrechaba la mano a cada una. 

-Ella es Dallas, yo soy Minnesota y esta de aquí  por si no se nota es mi hermana gemela Brooklyn. -Volvió a responder Mia, mientras nos señalaba a cada una.

-Un placer señoritas. Entonces nos vemos aquí, mañana a las seis. -Afirmó dedicándome una mirada.

-Seguro. Aquí estará. -Esta vez quien respondió fue Brook.

-Perfecto, nos veremos mañana Dallas. -Mi guiñó un ojo y se fue.

Al cabo de unos minutos Mia rompió el silencio. -Te acabo de conseguir una cita con el hombre mas sexy que hemos visto en nuestras vidas.  -Concluyó, Brooklyn solo asintió en aprobación. 

Iba a matarlas. A ambas. Ahora tenia una cita. ¡Joder! Ahora si que iba a matarlas.

Bueno, hola chiquitas.  Si leiste esta novela antes del 30-12-2018 deberías leerla de nuevo, porque la voy a estar editando y agregando algunas cositas. Espero les guste. Hagan muchos comentarios de si les gustaba mas antes o ahora, y si eres una nueva lectura ¡BIENVENIDA!  Besos preciosas. 

«Seductor.» Libro I. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora