"Compromiso."

3.4K 342 18
                                    

Siempre que llegaba por él al colegio lo encontraba sentado en la entrada, pero esta vez no veía al pequeño por ningún lado.

Estaba dispuesto a entrar al edificio cuando la risa escandalosa de una niña lo distrajo, la madre iba reprendiendola pero ni eso cambiaba el buen ánimo que la menor mostraba.

-Daiki. - escucho la voz de quien le preocupaba, bajo la mirada encontrándose con un par de rubíes que lo veían con melancolía. -Vamos a casa.

.

Aunque siempre le tomaba la mano para andar por las calles hasta su hogar, esta vez Kagami iba muy callado y eso al moreno lo desesperaba. Así que rompió el contacto entre sus manos, y bajando a su altura, lo encaró. -¿Que tienes?

-Nada. - respondió casi en un susurro el menor, pero Aomine no se tragaba esa tan fácil. Había prometido cuidar de él y si alguien estaba molestandolo en la escuela haría que le dijera, sí o sí.

O iría con su amiga pelirrosa, cual padre preocupado a averiguar con la maestra al día siguiente.

-Ugh. - hizo un gesto de desagrado, él no quería hacer eso. No con Satsuki actuando como la mamá, Kagami tenía que hablar.

-¿Te están molestando en la escuela? - le pregunto directo como él era.

-¿Eh? - el pequeño movió la cabeza negativamente. -Tengo buenos amigos.

-¿Y entonces? Estas muy callado. - el pelirrojo agachó la mirada y hablo en voz baja de nuevo. -¿Que? Taiga, habla más fuerte.

-¡Que tengo novia! - grito el pequeño enojado.

-Oh, era eso. - sonrió de lado el moreno, se estaba preocupando por nada. Al menos eso pensaba su mente, ya que su corazón seguía igual de alterado que antes.

-¿No te molesta? - la voz dudosa del niño lo hizo reaccionar.

-Emh, no. - se rasco la nuca. -¿Por qué lo haría?

Sintió como su pecho dolía, y como le comenzaban a picar los ojos, no quería llorar pero esa respuesta si que había terminado de arruinar su día, entonces sintió como era abrazado por la única persona que podía calmarlo.

-Ella me obligó. - Aomine arqueo una de sus cejas. -Me dio de sus galletas, y cuando las comí dijo que era su novio. - el llanto se hizo más fuerte. -Le dije que no dijera esas cosas, pero no me hizo caso.

Después de unos minutos, con un Kagami más tranquilo en sus brazos, Aomine hablo. -Sólo inventale que te gusta otra persona, que no pueden ser novios y ya.

-Ya le dije, y no es mentira. - hablo con seguridad, aunque seguía hipando por el llanto. -Me gusta otra persona, aunque a él no le importa lo que me pase.

¿Él? ¿Como que era un él?

.

Llegaron al hogar del pelirrojo, donde nadie lo esperaba desde que su madre había fallecido.

Su padre enfrascado en su trabajo confiaba plenamente en que su hijo estaría bien con la familia Aomine cerca, tal vez por ello al sentir que era su responsabilidad, el moreno interrogó de nuevo al menor.

-Taiga. - se puso a su altura, como lo hizo antes. -¿Quien te gusta? ¿Por qué dijiste que es un él?

El niño apenas y respondió ante la penetrante mirada zafiro. -E-es que tú eres un él, Daiki.

Al no recibir respuesta, sostuvo el rostro de su cuidador y sin darle tiempo de reaccionar, lo beso.

Lo hizo como un infante sólo podía hacerlo, inocente e inexperto, pero con cariño sincero. Kagami se separó con lentitud de Aomine, quien no pudo evitar que su tez chocolate mostrara un tenue rubor por lo vivido.

-Ya se que no me quieres, pero esa niña dijo que mañana nos daríamos el primer beso... - bajo la mirada ocultando su pánico. -Mami dijo que el primero sólo es para la persona que realmente quieres, c-como en los cuentos de niñas, ya s-sabes. - el silencio por parte del peliazul seguía. -¡Daiki! No me veas así.

El pequeño con lágrimas en los ojos fue estrechado en los brazos del muchacho, que no podía dejar de reír lo que causaba que Kagami forcejeara más creyéndose burlado.

-Eres un tonto. - suspiro. - Te quiero, no estaría cuidandote sino fuera así.

El pelirrojo se quedo quieto. -¿Lo dices de verdad?

-Si. - respondió sin duda. - Pero te haré mi novio cuando seas mayor.

-¿Q-que tan mayor? - el niño lo miro emocionado.

-Diecisiete, mínimo. - una mirada ceñuda obtuvo como respuesta. -Seguro ya no querrás nada conmigo por viejo, tendré unos veintitantos. - dramatizo. -Mejor lo piensas bien.

-Seguirás bonito. - hablo firme Kagami, haciendo sonrojar aún más al moreno.

-Tsk, eres un tonto Taiga. - lo estrecho más entre sus brazos, mirando de reojo la pulsera que tenía el infante.

-Ya sé como evitar que te moleste esa niña. - le dijo después de un rato mientras sacaba de su mochila una pulsera tejida de color azul y colocandola en la muñeca de Kagami, la amarró. -Ahora yo me quedo con la tuya. - y así lo hizo, tomó el accesorio del pelirrojo como cambio.

Paso la tarde explicándole como es que tenía que lucir seguro al hablar con su compañera, le recordó decir novia en vez de novio y sugirió resaltar cuanto quería a esa niña que le obsequio la pulsera.

.

Al día siguiente, el ver como cierta pequeña salía cabizbaja de la escuela le hizo sentir bien aunque eso no fuera correcto, pero se animó mucho más cuando el pelirrojo fue a su encuentro.

-¿Y como te fue? - le pregunto como si nada.

-¡Muy bien! - exclamó alegre. -Le dije que aunque todavía estoy pequeño, la chica que me gusta me dijo que me esperaría y se casaría conmigo.

-¡Yo no te dije eso! - exclamó un abochornado muchacho.

-¿No? - lo miro con el rostro sonrojado el menor. -Bueno, ya sabes mis intenciones.

Kagami Taiga había decidido cumplir su palabra, se casaría con Daiki cuando fuera mayor.

Aomine Daiki no sabía si reír o llorar por ello, ya que a los quince años parecía que acababa de dejar de ser soltero.

"Compromiso."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora