Un vistazo al pasado

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Había una vez suena muy trillado para iniciar una historia, pero en nuestro caso parece ser la mas apropiada pues, por lo menos esta parte se asemeja a un cuento infantil (aunque deseo no terminarlo así)
Así que, había una vez en un alejado reino una pequeña princesa que soñaba con tener una familia. Su madre había muerto poco después de dar a luz y aunque su padre pasó buena parte de su infancia con ella, sucumbió ante una extraña enfermedad cuando ella apenas tenía 8 años.
Sin ninguno de los reyes para gobernar aquel lugar, la princesa se vio forzada a pasar la mayor parte de su juventud preparándose para asumir en un futuro el mando de su nación, por lo que inevitablemente se vio aislada de aquellas actividades propias de la niñez.
Con el tiempo le costó mas trabajo socializar con los jóvenes de su edad, porque aunque eran amables con ella podía darse cuenta que su presencia los incomodaba.
Insegura de si misma, decidió dejar de intentar hacer amigos y en sus ratos libres prefería sentarse al pie de un
gran árbol de cerezo donde se sentía tranquila.

Pequeños cerecitos
Caen, caen,
Dejan esta vida
Pero vuelven a nacer.

Pequeños cerecitos
Iluminan el día
Con sus pequeños petalitos
Que caen, caen.

-¡Vaya! Nunca había escuchado esa canción ¿Como se llama?- pregunto de pronto la voz de un chico.

La princesa se ruborizó enseguida ante la pregunta de aquel chico, pues no había pensado en que alguien pudiera haberla escuchado.

-Yo...se me acaba de ocurrir- dijo con las mejillas encendidas y esperando que el chico se burlase de ella.

-¡Esa canción mola! Tienes talento para las letras y por cierto serias una cantante muy mona, no recuerdo haberte visto antes ¿quien eres?

-Bueno mi nombre es Hanako*

-¡Eres la princesa! Un honor conocerla su alteza- dijo aquel muchacho mientras hacia una reverencia - mi nombre es Ren Satō, a sus ordenes.

A partir de ese día se hicieron grandes amigos y no había un día en que no se vieran para conversar, por lo que naturalmente se enamoraron y unos años después se casaron; no hubo una sola persona en el reino que no hablara de la feliz pareja y el profundo amor que se profesaban.

Y aunque pintaba para ser una bonita historia, solo el comienzo es feliz.

*Hanako: niña flor, ya que curiosamente sus padres se conocieron al pie del árbol de cerezo.





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