Capítulo 5 - Parte 2

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Oyeron como la puerta se cerraba con un golpe seco. Macarena se sentía aliviada fundida en ese abrazo. Si por ella fuera se quedaría entre esos brazos eternamente. Parecía que allí, abrazada a Fabio, no había nada más, no ocurría nada malo a su alrededor. Todo era seguro y confortable. Se separaron y Macarena sintió mucho frío, ya no sentía la calidez de Fabio abrazándola. Se miraron fijamente. Estaban muy cerca el uno del otro, a una distancia que sería incómoda con cualquier otra persona. Sin embargo, a ellos les gustaba estar así de próximos aunque al hablar se pusieran un poco nerviosos y avergonzados. Pero esa distancia les permitía sentirse el uno al otro aunque no se tocaran. Sentían la respiración del otro en la cara, los pequeños gestos, las cálidas miradas... Fabio siempre intentaba armarse de valor cuando estaba tan cerca de ella para besarla, pero nunca lo conseguía. Siempre acababa pensando que Macarena estaba con Rizos y que él ya la decepcionó y le hizo daño una vez. Aunque en el fondo deseaba dejarse llevar no quería complicarle más las cosas a Macarena. Además si ella estuviera interesada en él, también se dejaría llevar. Desde luego Macarena tenía que saber que él sentía algo por ella ¿Por qué sino iba a hacer todo lo que estaba haciendo por ella y su familia? Así que definitivamente Macarena solo le quería como amigo. Aún así él no podía evitar que sus ojos se posaran sobre la boca de Macarena, con deseos de poder besar esos labios. Macarena se daba cuenta de cómo a Fabio se le iba la vista de sus ojos a su boca, siempre que hablaban y que estaban tan cerca. También se había dado cuenta de que en muchas ocasiones Fabio acababa mordiéndose los labios, como intentando contener las ganas de besarla. En estos momentos, estaba volviendo a ocurrir y aunque Macarena se sentía tentada de besarlo, tenía demasiadas preocupaciones como para pensar en si besarle o no, como si fuera una colegiala. Así que se mordió los labios ella también y comenzó a hablar con Fabio.

- Creía que hoy ya no podría hablar contigo. No sabía cuando podríamos hablar. - Dijo apresurada.

- Bueno, para eso he montado todo esto.

- ¿Cómo esta mi familia? ¿Qué habéis hecho con el cuerpo? Me tienes que contar todo lo que ha pasado.

- Tu familia está bien. Hemos conseguido deshacernos del cuerpo del egipcio.

- ¿Cómo lo habéis hecho?

- Mejor que no sepas los detalles, no es algo muy agradable. Además cuanto menos sepas mejor.

- Me estás asustando - contestó Macarena con cara de preocupación.

- Bueno, no es para menos, tampoco me has pedido que les ayude con la barbacoa del domingo - dijo Fabio en tono jocoso y con una triste sonrisa - Aunque también nos ha tocado cortar carne.

- ¿Qué? - exclamó Macarena alarmada.

- Ya te he dicho que no era agradable - Macarena bufó nerviosa - Ya está, no tienes nada de que preocuparte y tu familia tampoco - le dijo Fabio.

Macarena se acercó a la cama de la celda con las manos en la cabeza.

- Les he metido en un buen lío. Todo esto es por mi culpa.

Fabio la miró apenado y se sentó a su lado.

- Mira ahora ya está hecho. No merece la pena buscar culpables ni darle vueltas a la cabeza. Simplemente iremos solucionando los problemas que vayan surgiendo - le dijo Fabio mientras le cogía de la mano.

- ¿Iremos? - preguntó Macarena.

- Sí, te dije que os ayudaría, ¿aún no te lo he demostrado?

Macarena le miró ensimismada y acercó su cara a la de él. Como no iba a dejarse llevar con un hombre así. Fabio se acercó a ella también y se besaron. 

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