Intro

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El lápiz no dejaba de moverse, haciendo un sonido molesto al golpearse contra el pupitre. Al mismo tiempo sus pies hacían ruido al chocar contra el piso, parecía ansioso.

Sus orbes azules estaban sobre las manecillas del reloj, incluso se podía reflejar el movimiento del segundero sobre ellos.

— Joder... — apretó los dientes, faltando apenas unos segundos para que el reloj marcara la hora que esperaba.

El timbre sonó, haciendo que se levantara de golpe, colgando su mochila en el hombro, importándole poco que la profesora le gritara mientras corría fuera del salón.

Los pasillos comenzaban a llenarse de alumnos, algunos platicaban y se dirigían a sus casilleros, otros más se dirigían a la salida. Todos estorbaban en este momento.

Con la mirada buscó los mechones rubios despeinados, incluso se paró sobre las puntas del pie, pero ni así fue capaz de encontrar al chico.

— Maldición... — apretó el tirante de su mochila.

Si había algo que realmente odiaba era el tener clases diferentes a las del rubio y no poder encontrarlo cuando quería. Porque sabía que las cosas acababan mal cuando el ojiverde se encontraba solo.

Comenzó a correr, de nuevo, ignorando los gritos y maldiciones que le lanzaban todos con los que chocaba. Pronto visualizó las puertas del patio trasero, lo que causó que acelerara más su paso.

Empujó de golpe ambas puertas, provocando un horrible sonido al chocar entre ellas, se detuvo de inmediato para observar detenidamente a su alrededor.

Su respiración estaba agitada, pero eso no contuvo que comenzara a correr en cuanto divisó al chico rubio cubriendo su estómago, estando de rodillas en el suelo.

— ¡Jodido estúpido! — gritó al chico que había salido corriendo en cuanto notó su presencia.

En un segundo ya se encontraba junto al rubio, levantando su rostro, colocando sus manos sobre las pálidas mejillas para levantar su rostro y poder verle los ojos verdes.

— Tranquilo, Tweek... Todo está bien, estoy aquí — susurró, fue suficiente para que se formara una sonrisa en el rostro contrario.

Una sonrisa que no tardó en desaparecer, cambiando a unos ojos llorosos y un labio tembloroso.

— P-Perdón — logró decir el rubio, aguantando el llanto todo lo que podía. —, no q-quería darte problemas d-de nuevo, C-Craig...

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Esto había estado guardado en mi cabeza mucho tiempo. Espero disfruten.

-J♪

Rolling [Creek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora