Slender Survivors

Slender Survivors - Capítulo 1

Capitulo 1: El secreto de las golondrinas

Llevo aquí, no sé  ¿Tres o cuatro días? Sentado en el suelo, apoyado en una pared, soportando la desesperación y grabando las que podrían ser mis últimas palabras. Mi teléfono móvil se ha quedado sin batería, ya no me queda mucha agua en la cantimplora, como mucho unas pocas gotas y no puedo ver a más de un palmo de mis narices debido a la enorme oscuridad de esta habitación, ni un rayo de sol es capaz de entrar ya que no hay ninguna ventana entre estas paredes de cemento, es más, creo que ni siquiera hay puertas. Y lo peor…He perdido a mi hija Sasha, ¿Estará bien? Aunque si soy razonable, ¿Cómo podría estar bien una niña de siete años, en un bosque cubierto por nieve, sola y perdida?  Tengo que salir de aquí, pero mi única opción es… Esperar a alguien venga y me saque de este infierno helado en el que estoy encerrado, o esperar a aquel hombre, que vuelva, termine su trabajo y me mate.

Todo empezó en vísperas de Navidad, estaba durmiendo plácidamente en mi comfortable cama, exhausto y cansado, con ganas de dormir hasta el mediodía, ya que el día anterior me recorrí  media ciudad en busca de los regalos perfectos para mi hija, entre ellos un ridículo oso de peluche morado con un vestidito de lunares y con unos ojos que decían ‘’Mátame, por  favor’’, una colosal casa de muñecas que incluía más muebles y objetos de los que hay en mi casa, un órgano electrónico que me costó un ojo de la cara, una camiseta en la cual salía su personaje de dibujos favorito y un cazamariposas. A mi hija le encantaban los insectos, no esos horribles bichos como las cucarachas o arañas, sino los insectos más ‘’bonitos’’ y ‘’adorables’’ como las mariposas, las libélulas o las mariquitas. En fin, ese día fui despertado por los gritos de emoción y de sorpresa de Sasha, que exclamada:

-¡Ha llegado Santa!¡Papá, ha llegado Santa y me ha traído mis regalos!- Mientras saltaba de alegría. Yo me levanté y le seguí la corriente

-Vaya, hay mucho regalos, parece que te has portado muy bien este año, ¿Qué esperas, acaso no los vas a abrir?- Sasha comenzó a destrozar el papel de regalo como si le fuese la vida en ello, y al abrir el primero se encontró con una camiseta, con su personaje de la televisión favorito, Señor Dingo, lo miró sorprendida e inmediatamente se lo puso por encima del pyjama, prosiguió abriendo sus presentes y esta vez se encontró con una enorme osito de peluche, al cual rodeó en seguida con su brazo izquierda mientras decía

-Papi, este se llamará Popo-

-¿Popo?¿De donde has sacado ese nombre?- Dije mientras soltaba una carcajada, ella ni siquiera me contestó, siguió abriendo sus regalos, y entonces agarró el cazamariposas, lo miró con asombro y soltó a su nuevo amigo Popo que había caído de cabeza al suelo, clavó su vista sobre mí  y me dijo

-¡Papá, ahora podré cazar mariposas y tenerlas de mascota!-

-Si cariño, tenía pensado llevarte algún día al bosque de aquí cerca para pasar allí el día y que pudieses cazar algunos insectos-

-¿Y podemos ir mañana?-

-Pero hace mucho frío… y además no encontraremos mari…- Paré en seco, no le podía decir que no encontraríamos mariposas, le arruinaría la ilusión navideña a una niña

-Está bien, mañana iremos- Fue la peor decisión que he tomado en mi vida, pero me alegra pensar en como daba saltos de alegría y tras eso, me dio un fuerte abrazo y me agradeció como si fuera un héroe de guerra.

Al día siguiente, preparamos todo para partir, hicimos juntos el almuerzo,que se trataba de bocadillos de tortilla,los favoritos de Sasha, recogimos mi mochila y en ella metimos un mapa de la zona, una tienda de campaña y sacos de dormir que mantenían el calor corporal. Y ya teniendo todo listo para irnos, recogí una vieja brújula que me había regalado mi abuelo, años antes de que falleciese, le tengo mucho cariño a esta brújula y siempre me la llevo conmigo cuando me voy al bosque o a hacer senderismo por las montañas cercanas.