De vez en cuando te invitaré a mi ventana para que conozcas mi mundo, y me encantara descubrir el tuyo.
Te esperaré en mi ventana para contarte porque me gustas tanto; por llamarme arte cuando nadie sabía descifrar mis trazos.
Eres como esa brisa de primavera en pleno invierno, que sabes a revolución y haces que mi vida gire con el motivo de tus sonrisas.
Porque contigo atrapamos el cielo con un beso, el día que el tiempo se paró al ver tus ojos.
Sin saber un rumbo fijo, dejándonos llevar por la marea, entre cielo e infierno, sin alas, solo dos corazones unidos arrastrados por el viento.
Donde la luna y el sol serán testigos de nuestros juramentos.
Me gustas por ser el culpable de mi insomnio y protagonista de mis sueños.
Por tu descaro y tu voz ronca, mañanera de domingo.
Por tus peleas y tus treguas en la cama.
Por volar con las alas rotas y hacerme cómplice de tus noches en vela.
Por desarmar mi mente y reconstruirme sin instrucciones.
Por enseñarme que a tu lado no existen límites y que la vida es bella si se ven con otros ojos.
Por tu mirada en el cielo cada vez que pisas un lugar nuevo.
Por hacerme sentir esa energía cuando te toco...
que puedo sentir si solo cierro los ojos y pienso en ti.
Y finalmente por ser tan salvajemente tuyo y nunca de nadie, nunca mío.