no soy de este mundo

Las ilusiones de mis pesadillas

_Señorita Aurora ya hemos llegado a la preparatoria Ransom Everglades _ dijo Julián abriendo la puerta del carro, la verdad estoy nerviosa por no ser aceptada en esta escuela pero se me pasa cuando recuerdo que aquí solo entran personas serias en sus estudios si no lo eres vete olvidando que vas a entrar aquí en Miami esta es una de las mejores preparatorias con un rendimiento académico muy alto

 _gracias _ le digo a Julián mientras este me pasa mi mochila me despido de él y doy media vuelta viendo a muchos estudiantes en sus asuntos ni me voltean a mirar eso esto es lo máximo acá no te critican ni por tu físico solo lo hacen por tu perspectiva ante las cosas y el percance de tu conocimiento, pero claro que en ningún lugar hace falta la fresita y el chico guapo con complejos de conejo decía. En recepción le pido mi horario a la secretaria yo no entiendo de que sirven estas mujeres solo te dan el horario y el aula en la que te toca pero no te dice por dónde coger pensaba yo con impotencia hasta que vi a un chico sentado en una de las sillas de la cafetería que fue donde yo termine cuando me voy acercando me doy cuenta que es un lindo chico aunque esas gafas no dejan ver bien sus hermosos ojos azules

_ Hola ¿me podrías ayudar por favor ?_le digo yo a aquel chico desconocido que esta extremamente concentrado en su celular le pregunto que donde queda el aula B con Matemática avanzada el me indica por donde y antes de preguntarle su nombre sale corriendo por la salida de la cafetería como alma que lleva el diablo.

Ya delante del aula de clase me siento más nerviosa que el día del matrimonio de mi padre la puerta estaba cerrada toque tres veces hasta que alguien me abrió la puerta era un señor un tanto canoso alto y muy delgado

_ ¿Que se le ofrece señorita ?_ pregunta este con una cara de pocos amigos yo le digo mi nombre y este hombre hace cara de sorprendido ¿por qué? pues es obvio mi apellido. Me deja entra y todos están pendientes de quien acaba de entrar _Preséntese señorita Rosenzweig _ dijo dejándome enfrente de toda la clase

_ Buenos días mi nombre es Aurora Rosenzweig vengo de Inglaterra, tengo 17 años y espero encajar en esta preparatoria y gracias por su atención.

_puede tomar asiento_ me dijo el profesor Alberto o así fue como yo escuche que él se llamaba pues bueno poco es lo que me importa. me senté en la segunda fila, para que sentarme en la última si no tengo miedo a participar y muchísimo menos a la pizarra no les miento soy muy insegura pero esa inseguridad la escondo bajo este caparazón lleno de seguridad que es solo mentira como lo es cada palabra que le digo a Mia aunque ella sabe cómo me siento cada día de mi vida pero es mejor aparentar que los demás te tengan lastimas esa palabra la odio demasiado es algo de mi pasado y desde entonces esa palabra esta fuera de las miradas de las personas con las que me dirijo para hablar pensaba yo, saliendo del aula y viendo a todos los estudiantes dirigiéndose a la cafetería yo en cambio voy a uno de los lugares que conocí cuando estaba perdida jamás pensé ver tan hermosos vivero en una preparatoria dije yo en vos alta mientras me sentaba a ver el lago artificial que había aquí hasta que una vos gruesa y ronca me hizo salta de mi asiento

_Tienes toda la razón en decir eso la verdad aún no sé cómo esta tan cuidado con tantos estudiantes sin conciencia sobre la naturaleza _ dijo el chico de la cafetería _y mucho gusto mi nombre es Andrés _dijo el chico sin nombre que ahora ya lo sabía era lindo ahora que lo veía más de cerca pero no veía nada que me interese de el a excepción de lo físico que es algo muy poco importante para mi yo mido la simpatía y la hermosura por el nivel de intelecto de las persona y algo me dice que se esfuerza pero no tanto como los chicos que a mí me interesan y cuando miro sus ojos me hacen acordar al desconocido de esta mañana de hecho no he parado de pensar en su mirada fría y calculadora una de las cosas en las que soy muy buena y me toco aprender a las malas fue a ver la personalidad de las personas por medio de su mirada ya que tanta desconfianza no me servía de nada pero está claro que hay que decir que todos tenemos un gran demonio que le gusta jugar con tu boca para hacerle daño a los demás el cual nunca ves en los ojos de las personas a ese demonio le llamo serpiente de mi adolescencia