DieRettung (Completa)

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Las brillantes copas derramaban un poco al ser grupalmente chocadas por los felices celebrantes de aquel maravilloso día. Estaban todos sentados alrededor de una pequeña mesa de madera la cual se encontraba en el centro de la sala de esta pequeña casa que había sido alquilada con el solo propósito de que estos hombres pudieran celebrar en privado su reciente logro.

Se podía oír la música desde afuera, música tan feliz y celebratoria que Conrad deseaba poder entrar a exterminar esas felices escorias. Como si leyendo su mente, su compañera le puso la mano en el hombro con el mensaje mudo de que no podía faltar mucho. Efectivamente, pronto lograría finalizar con esta serpiente que tanto había envenenado a tanta personas que jamás se enterarían de la razón de su sufrimiento. No eran del todo malévolos, se podría argumentar que era hasta egoísta matarlos y manchar los sueños de paz que traía Anahita, país principal bajo control de ellos.

Contaban anécdotas graciosas mientras tomaban vino. El vino era uno de muchos artículos que atreves de los años había subido de precio hasta cuando solo unas pocas personas en el mundo podían comprarlo y derrocharlo como si no costara nada, todas esas personas estaban en aquella sala. Después de discutir los riesgos traía, y decidir que estos eran tan pequeños e insignificantes que no necesitarían precauciones, llamaron y pidieron alguna compañía femenina. Estos hombres, por ricos que fuesen, trabajaban en las sombras, podían salir a cualquier cuidad y pasar desapercibidos como cualquier otro adulto; Tanto su dinero incalculable como su estatus verdadera era conocida por unos pocos selectos, entonces podían vivir como se les diera la gana.

Y eso lo odio, pensaba Conrad mientras pensaba en esto observando como esta reunión podría ser pasada como cualquier reunión de colegas en el mundo, de no ser por lo que pasaría próximamente. La razón del odio inmenso de Conrad hacia estos hombres no era venganza o justicia, era vergüenza. Conrad había sido reclutado por ellos y bailado a él son de su compas por mucho tiempo, tanto que ya le había costado el precio más alto, su felicidad.

Ya estaban tan borrachos que lo único que podían hacer era oír la música acompañada por la guitarra del más joven de ellos, el que tenía la tarea de controlarlos en caso de que empezaran a causar problemas. No podía tomar y no se había acostumbrado a actuar como una persona ordinaria. Mayoría de los humanos vivían una vida conformista y sin sentido, viviendo bajo órdenes de poderes mayores. El no, desde joven había sido criado para liderar, justo como su padre antes de él, esa era la única cosa que deseaba y por la que tenía que esforzarse, su única razón para estar aquí era para cuidar a los idiotas que por alguna broma cruel habían heredado la misma responsabilidad que él, aunque, como era evidente en este momento, ni la merecían ni la respetaban. Alguien debería exterminarlos. Pero el si alguien se atrevía a desafiar a él o sus compañeros, esa persona seria exterminada. Aunque esa idea sonaba egoísta, matar a alguien que se atreviera a desafiar a Derkern era manchar los sueños de independencia y verdadera libertad que traía matar a los verdaderos dueños del mundo y ser libres de su control.

Eran las 12 de la noche, hora en cual debido al toque de queda implementado en aquel país, nadie podía estar fuera de casa, hora de dormir, hora de empezar Eversio. A esta hora la música de fiesta había acabado, el más joven de los hombres reunidos fue cambiando el estilo de música hasta ir de música fiestera a sinfonías de piano, las cuales fueron incrustando sueño en los borrachos hasta dormirlos. Llamo a su un servicio de seguridad que había sido diseñado para proteger a estos idiotas sin que lo supieran, y les pidió que trajeran transporte para llevarlos a sus respectivas casas, este joven no deseaba gastar incontables horas llevándolos el mismo. Hubo un sonido, la puerta de afuera se abrió y en ese momento las luces fueron cortadas, y un hombre entro con un pequeño revolver en su mano. "Tres, solo hay tres personas consientes de quienes somos los que estamos festejando aquí, este idiota debe ser solo otro triste ladro-" el joven fue cortado de sus pensamientos el momento que este ladronzuelo alzo su silenciosa arma y le disparo al primero de ellos. "¡Traición! Uno de esos tres siervos tiene que habernos traici-" Dos más de los borrachos risueños asesinados. "Espera!" Conrad sonrió a este patético grito de auxilio. Después de considerarlo un poco, Conrad les disparo a los integrantes de Derkern, excepto a el más joven, el único despierto.

Conrad fue el presidente más joven jamás elegido en su país, con una edad de treinta y siete años. Cuando en las elecciones parecía que ya no tenía oportunidad, fue contactado por una organización llamada Derkern. Ellos le prometieron la presidencia a Conrad a cambio de devolverles el favor. Al ser elegido fue invitado a una fiesta privada organizada por Derkern, hay se encontraban todos los grandes líderes y empresarios del planeta, incluso líderes de algunos de los países que habían desaparecido al anexarse con un superpais que había crecido a niveles absurdos en las últimas décadas, Anahita. Si un país desafiaba a Anahita, terminaba anexándose por alguna razón u otra, y una vez Anahita se expandió por cada rincón del continente que en los libros de historia se hacía llamar Europa, solo quedaba un país con el poder suficiente para desafiarlo, ULA, la Legión Unida de las Américas. Mientras Conrad, el nuevo presidente de la ULA, miraba tristemente como todo líder mundial estaba en manos de Derkern y sus anónimos líderes, fue sorprendido por una dama, hermosa mujer que se presentó como Evangeline: directora ejecutiva de Orange, compañía de tecnología más grande en el mundo. Ella, también compartiendo el asco de Conrad hacia este corrupto mundo y sus líderes, lo convenció de tomar unos tragos mientras hablaban. Hablaron hasta el final de la celebración.

Ella murió unos meses después, no sin antes llamar una noche llorando a Conrad de cómo había negado proveer productos Orange a Anahita y ellos la habían amenazado. Su cuerpo fue encontrado en un hotel sin brazos ni piernas, la hija de Eva contacto a Conrad y le aviso de la fiesta que tendrían ciertos hombres por haber exterminado la rebelión. La hija de Eva, Lilian, joven que era amante de unos de los 3 confiados siervos de unos empresarios de una empresa llamada Derkern, cortaría el circuito mientras Conrad se encargaba de los integrantes de Derkern. Al recordar esto Conrad perdió su paciencia, este hombre solo le trataría de convencer de como Derkern era un mal egoísta pero necesario para la paz, igual que Anahita, de cómo creaban un balance en el mundo, Lilian estaba demorando una cantidad preocupante de tiempo en llegar, así que decidió adelantarse. Iba ya alzando su arma cuando oyó pasos extraños y desconocidos en la puerta. Esa noche la sangre de los egoístas mancho los sueños del resto.

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⏰ Última actualización: May 03, 2016 ⏰

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