UNA NAVIDAD ENCANTADORAMENTE DE TERROR.

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Ella apenas era una pre-adolescente de 12 años, ni siquiera conocía el trabajo de un detective, pero a ella le fascinaba investigar y adentrarse a lugares que ningún otro adolescente de su edad no querría por temor. Ella era así y eso la hacía destacar de entre los demás, pero se hizo conocer más por la extraña noche de navidad que paso...

Era época de Navidad en el pueblo "Mistery" un lugar cómodo para vivir pero con los misterios más extraños de los alrededores; como de costumbre el día 24, todas las familias estaban reunidas en sus mesas celebrando la Noche Buena acompañados de una buena cena, pero eso a Mavis le aburría y prefería salir a la intemperie a aspirar un poco de aire frío que emanaba el ambiente, se detuvo a observar el panorama que tenía en frente y oyó un crujido en el suelo, seguidamente bajo la mirada hasta dicho crujido y noto que unas huellas se empezaron a formar en el suelo en forma de pezuñas, al seguir observando las huellas se podía deducir un camino que se perdía en la oscuridad cerca de unos robles viejos que tenía por delante. Mavis decidida y con mucha curiosidad empezó a seguir las huellas con mucha decisión y valentía, las huellas cada vez iban más rápido y ella empezó a correr y a correr detrás de estas hasta que se detuvieron cerca de un precioso lago con agua cristalina iluminado por la luz de muchas estrellas. Empezó a recorrer el lugar hasta que un objeto le llamó mucho la atención se acercó hasta este y observó que era un espejo dorado, pero no cualquier espejo, uno especial; tenía incrustado algunas piedras preciosas y uno que otro detalle. Estaba posado encima de un tronco con una inscripción que exponía: "Este espejo no es normal, este espejo es el deseo de un mortal, tus deseos más bizarros y codiciados visualizarás pero en 15 segundos lo soltarás o a Raphael tu conocerás". Sin sentir amenaza alguna Mavis lo tomó y se visualizó a sí misma en 10 años junto a una hermosa cabaña con flores doradas y una cascada que tenía la caída más hermosa jamás vista aparecieron dentro del espejo. Sin duda era la casa que siempre había soñado, pero el tiempo era su enemigo pasaban los segundos y Mavis sin advertirse de esto siguió embelesada observando el espejo. En el segundo quince, la imagen que Mavis había estado observando desapareció y en su lugar un ser grande con cuatro pies en forma de pezuñas, orejas puntiagudas, escamas en todo el cuerpo, sin presencia de nariz y tres ojos rojos que demandaban venganza, apareció en vez de la hermosa cabaña. Mavis aterrorizada soltó enseguida el espejo y al caer al piso el monstruo se materializaba en el suelo.

El lago ya no era agua, era sangre y algunos cadáveres flotaban en este, Mavis observó que las estrellas hacían una extraña formación que indicaban las palabras: "Corre, corre con la misma fuerza con la que llegaste no te distraigas con los objetos con los que te encontrarás pues a tu muerte te llevarán". Mavis ni corta ni perezosa, alentada por el terror corrió pero Raphael estaba ya detrás de ella; tal y como lo habían advertido las estrellas, delante de ella las flores doradas que había visto en el espejo aparecieron en su máximo esplendor, las ignoró por completo. Enseguida apareció un apuesto chico que ofrecía su mano y pronunciaba: - A mi princesa busco y me parece que aquí la encontré, en mi palacio viviremos y felices estaremos- Mavis fascinada por el chico redujo el paso pero un gran y fuerte rugido de Raphael hizo desaparecer al chico convirtiéndolo en otro cadáver del lago. Mavis siguió su recorrido llorando y desesperada, hasta que decidió enfrentar al monstruo Raphael. Corrió hacia un árbol sin detenerse, Raphael le pisaba ya los talones. Mavis estaba a punto de chocarse con el gran árbol pero al último segundo lo esquivo logrando que el monstruo chocara con mucha fuerza y partiera el árbol que seguidamente lo aplastó. Un gran alivio recorrió su cuerpo y la felicidad invadió su cara. Las estrellas que habían estado observando todo con absoluta atención se acercaron a ella y lanzaron brillo formando una tiara que se posó en la cabeza de Mavis y enseguida le mostraron el camino de regreso a casa. Cuando llego al lugar donde había estado antes de que comenzara todo, su mama llamó: - Mavis son las doce, es hora de abrir los regalos.

Mavis recordó que estaban en plena Navidad y corrió muy aprisa a su casa para abrir los regalos. Todos los niños ya los habían abierto y el suyo estaba en una cajita adornada con muchos detalles, al abrir su regalo se encontró en el interior con el mismo espejo dorado de piedras incrustadas con el que se había encontrado algunos minutos antes. Inundada por el terror enseguida soltó el espejo y se alejó lo más posible de este. Si hay alguna cosa que aprendió Mavis esa noche es que nunca nos dejemos llevar por la apariencia, las buenas cosas así como vienen así mismo se marchan dejando algún estrago que nos marcan.


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