He dicho tantas veces que no iba a volver y al final he vuelto.

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Me dijo un amigo ayer de noche que cada vez que entra en el garito, mira al hueco donde ella solía estar, aunque sepa que ella no va a estar, y eso supongo que es el amor. Que aunque ya no quieras o ya no te quieran,  es un poco como en una mente maravillosa, esas personas que ves aunque no estén, van a estar siempre ahí, hacerles caso o no, es cosa tuya. Es la esquizofrenia del olvido a partes iguales, ¿qué crees que ella no mira hacia tu lugar cuando tu no estás? Que para volver a ver una peli solo hay que olvidar el final y algo así pasa con una relación, que andar solo por las calles que recorrimos es como dar tus pasos más los de ella.
Y echas de menos las llamadas de madrugada para irla a recoger, me decía también que el verano en el que se bañaba de noche en la playa, y el bañador era la piel. Que lo que nos marca son las cosas que pasamos por alto, las cosas cotidianas que pasan de largo. Todos tenemos canciones vetadas por exceso de olvido,  lugares en el que fuimos nosotros y ahora otros son como fuimos nosotros mismos. Que cuando dos recuerdan ninguno puede ganar, que es la libertad del poder amar a otros pero sin que estemos cerca para no chocar. Es la rabia de verla feliz y saber que no es por ti. Y es que es amar una vez y entender el idioma del corazón,  es entender los escritos tristes, las palabras bonitas, es comprender la pasión.
Mirar al hueco donde ella nunca está es mirar con los ojos de ayer, pero hay sentimientos que no están escritos en la piel, hay lugares que siempre llevarán las sombras de personas. Y a todos esos lugar si, yo también dije que no iba a volver y volví.

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