Escribiendo Pecados

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El incesante tick tack del reloj comenzaba a crisparle los nervios, no entendía qué era lo tan importante que su padre quería hablar con él, lo había citado tan de improvisto a su despacho que no podía dejar de pensar que se trataba de malas noticias, pensó una y mil razones por la cual lo había citado, pero ninguna parecía lo suficientemente coherente cuando lo volvía a pensar una segunda vez, salvo una, su noviazgo secreto con un ex empleado de su padre, pero eso no lo sabía absolutamente nadie y de saberlo su padre, ese sería el inicio de la tercera guerra mundial y dada la calma que este tenía al revisar documentos frente a él, lo descartó inmediatamente.

— Supongo tienes curiosidad por lo que tengo que informarte, TaekWoon. —Dijo seriamente su padre, a la vez que ordenaba los documentos que anteriormente leía.

— Así es, ¿ha pasado algo malo? —

— No es nada de eso, es algo netamente de negocios. —

— ¿Negocios? —Su padre solía excluirlo de sus negocios la gran parte del tiempo, tanto, que se preguntaba seriamente cómo él sería su sucesor.

— Se fijará tu boda con la hija del mayor accionista de la compañía. —Las palabras habían salido con tanta frialdad de su boca, que TaekWoon no podía creer que eso realmente estuviera ocurriendo. ¿Casarse? ¿Había escuchado bien? ¿Ese era el negocio de su padre?

— ¿Qué? —

— Te casarás con la hija de los Kim. —

— No quiero. —Se atrevió a decir.

— No te he preguntado tu opinión. —Dijo molesto su padre, dándole un golpe a la mesa. — Lo harás por el bien de la compañía. —

— ¿En cuánto tiempo? —Se sentía indignado y frustrado, tendría que unir su vida a la de alguien que no conocía por el bien de una maldita compañía. Sabía que no tenía otra opción, su padre ya lo había decidido y, como ya había notado, su opinión no le interesaba ni en lo más mínimo. Hubiese preferido que se enterara que tenía una relación con otro hombre antes que aquello, aunque de haberse enterado posiblemente lo hubiese casado de todas formas.

— En un mes. —

— ¡En tan poco tiempo! ¡Ni si quiera la conozco! —TaekWoon llevó una de sus manos hacia sus cabellos, revolviéndolos con frustración.

— Hoy iremos a una cena en casa de la familia Kim y la conocerás. —

Luego de la charla con su padre las horas pasaban con rapidez y el único pensamiento que rondaba en su cabeza durante las últimas horas era que se iba a casar. No podía creerlo, no había sido algo que él propusiera, ni mucho menos algo que deseara, había sido algo tan repentino que aún no podía salir del asombro. No podía creer que estando en pleno siglo XXI le hubiesen arreglado un matrimonio, eso era demasiado. Lo peor de todo es que al parecer a nadie le disgustaba la idea.

Cuando llegó a casa de su prometida, se extrañó al ver un auto del mismo modelo y color del que tenía su novio, debía ser una coincidencia, una muy grande, él era consciente de que eran pocos los que tenían ese modelo de auto, no obstante la familia Kim tenía mucho dinero, por lo que no le dio mayor importancia.

Con cada paso que daba sentía una creciente ansiedad, estaba nervioso y tenía un extraño presentimiento que parecía no querer desaparecer con nada, al llegar a la puerta de la mansión se quedó un par de segundos pensando si aquello era lo correcto. Se sentía acorralado, no quería casarse, amaba demasiado a su novio y estaba seguro que este lo mandaría al diablo cuando le dijera que debía casarse con una chica por órdenes de su padre pero, por otro lado, si no le obedecía y además se enteraba de que estaba con un chico, este le haría la vida un infierno.

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