1. Un entierro poco deseado.

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Nieve, y mas nieve es lo que cubre el cementerio, algunas de las lapidas no se notan por la nieve tan espesa de algunas otras solo sobresalen algunos detalles, llevo lo que parece una infinidad de tiempo frente a las tumbas de mis padres adoptivos.

Y aunque me siento mal desde la noticia no he podido derramar ni una sola lágrima, odio este lugar, pero algo me tiene de pie aquí sin poder apartarme e inmerso en una infinidad de pensamientos que no me llevan a nada.

Escucho pasos cerca de mí, pero no giro y pronto siento una mano apretando mi hombro suavemente.

—Es suficiente Eog, tienes que descansar.

Entonces reconozco a la persona por él acortamiento de mi nombre, Major, el menor de mis dos hermanos. Volteo a verle y el deja caer su mano sin quitarme la mirada de insistencia, asiento con la cabeza sin querer decir una palabra, no tenía ganas de hablar así que comienzo a caminar en silencio a través de las tumbas hasta dar con el camino para la salida.

Agradezco internamente que Major no insista en hacerme hablar; al salir del cementerio me dirijo lo más rápido que puedo a mi camioneta y subo a esta pero no arranco pues el sonido del celular es lo que irrumpe la acción.

Tomo el teléfono y lo primero que veo al ver de quien se trataba es »Christopher« en la pantalla de mala gana contesto.

—¿sí?— Mi pregunta es monótona en un tono de -ve al grano-. lo que me desconcierta es el sonido en el fondo y lo alto, no exagerado, que habla.

—¡Hey hermanito!— El sarcasmo en su voz me molesta, por lo que no contesto y él continua.

—¿Quería saber si aún hay tiempo para llegar al cementerio?— Había algo es su voz que solo me ponía de malas.

—Todo terminó, puedes al menos ir y ver las tumbas.— Contesto cortante, sin esperar una respuesta cuelgo lanzando el celular al asiento del copiloto y enciendo la camioneta.

Mi camino no me lleva hasta casa sino al abogado, pues leerá el testamento de mi padre al llegar, veo por el lugar los autos de mis dos hermanos, busco un lugar para estacionarme y al hallarlo bajo de la camioneta sin prisa por llegar al lugar, la fachada es de esas pocas casas antiguas que quedan por el lugar toco la puerta dos veces y pasan unos segundos hasta que alguien abre la puerta, el mismo abogado  se adelanta y me da un corto abrazo.

—Lo siento.— Dijo él y yo sólo le sonrío en respuesta sabiendo que se refería a lo de mis padres.

—Pero pasa Eoghan, te estamos esperando.—

Se hace a un lado y yo me adentro hasta la mesa larga donde veo a Christopher y Major sentados uno frente al otro, yo opto por quedar en el medio de la mesa, el abogado va al inicio de esta donde está un folder lo muestra a nosotros para demostrar que esta cerrado y apenas lo va a abrir.

Del mismo sacó aun más papeles mis hermanos parecen más interesados que yo, entonces el hombre comienza a leer.

El liderazgo de la empresa, mi casa del centro y autos serán para Eoghan, confío lo suficiente en él para llevar mi empresa al éxito, sin embargo se que él es bastante dedicado, no quiero que mi decisión afecte algún buen futuro...— Ahora él obtiene toda mi atención, estoy boquiabierto mirando al abogado con sorpresa, sin prestar atención a Major o Christopher y el abogado continúa: —Por lo que para tener derecho a esto, tendrá que casarse, su puesto se mantendrá y la presidencia quedará vacía, una vez cumplido eso, Christopher de podrá tomar la vicepresidencia además de que será dueño de la hacienda y todo lo que hay en ella, para el menor de mis hijos, Major, el será el segundo vicepresidente, las propiedades que él elija serán suyas y lo queda, será donado a la casa de caridad de mi esposa.—

Major y Christopher se dieron miradas a ambos se les podía notar lo inconformes que estaban y luego me miraron a mí, no se veían felices y yo no me sentía feliz, no quería casarme no podía.

Me levanto de la mesa y salgo de la habitación sin decir algo y camino rápido hasta la puerta pero no lo suficiente lejos para no escuchar la voz de Chris.

Él es un maldito niño recogido como mi padre pudo preferirlo antes de nosotros, esto debe ser un error.—

No hay error joven, son los deseos de su padre.— Dijo el abogado.

Tomo el pomo de la puerta y salgo azotando la misma, me sentía molesto, crucé la calle hasta llegar a la camioneta, subí a ella encendiéndola y saliendo por la calle disparado, acelerando cada vez más, quería huir y eso estaba haciendo.

No volvería, no puedo, no lo haré.

Me dije a mi mismo; con los nudillos blancos por apretar tanto el volante mi visión se nubló, y las lágrimas salieron, no quería llorar ahora, maldita sea, estaba llorando y era la rabia que lo provocaba.

¿Como podía mi padre obligarme a estar con alguien? ¿Por qué?

Me doy cuenta que en realidad no es el compromiso lo que me aterra, sino con quien lo haré, jamás me he interesado por alguien, esto será un problema para mí.

Por fin detengo la camioneta a la orilla de la carretera y no salgo sólo pego mi frente al volante dejando que las lágrimas salgan y mojen mis mejillas, por fin me permito llorar.

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⏰ Última actualización: Jul 24, 2017 ⏰

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