¿Recuerdas lo que hablamos aquella tarde de domingo?
¿Aquella en la que me contabas tus miedos
y mentías prometiendo que te quedarías?
Porque yo no puedo olvidar mis intentos por mostrarte mis humildes intenciones, esas que pretendían curarte las heridas y reunir todos tus pedazos,
ignorando que al final serías tú
El que acabaría rompiéndome.