Con los ojos en la mira. [Yaoi]

I.

"Gozar del sufrimiento ajeno no es diversión, es sadismo"

—Lo logré...— murmuró suevemente, conteniendo su emoción.
—¿Qué dices?
—¡No puedo creerlo, estoy dentro!
Eran las 7:00 AM, un Lunes con una mañana fría en la ciudad de Nueva York, parecía que iba a llover, clima perfecto para que Anthony estuviera a reventar de felicidad.
—Dios mío, sí sigues con tus ataques, juro que te sacaré a patadas del apartamento— se quejó Justin colocándose boca abajo en  su cama.
Sin embargo, era poco o nada lo que le importaba sí no dejaba a su compañero dormir, pues, había recibido esa misma mañana el email por parte de una agencia no muy conocida donde confirmaban su aceptación al grupo de investigación al cual desde hace un tiempo quería entrar, porque si, era ya un policía recibido, uno con honores.

Para Anthony Ford.
Nos complace notificarle su aprobación al grupo de investigación dedicado al asesino "Le peintre".
Las siguientes son las normas y condiciones en las cuales se especifican las atribuciones para asegurar su estadía en la élite.
1. Deberá mantener TOTAL confidencialidad acerca de cualquier cosa que se vea en el grupo  estando fuera de este.
2. Deberá entregar material nuevo a la semana acerca del caso. Se le darán más detalles en la junta.
3. Será necesaria la visita a algún especialista en psicología. Si no cuenta con alguno, se le asignará uno.

...

—¡AH! ¡DETENTE!...
Los gritos de dolor no cesaban en aquel lúgubre lugar.
Ahí, por el momento, se hallaba la víctima y el culpable sobre una vieja, rota y sucia cama.
—Tus ojos, son tan parecidos, así que por favor, hazlos llorar...
La mirada del asesino era la de un verdadero psicópata, pues se notaba a leguas que se fansinaba de ver el miedo en su máxima expresión.
—¡NO, POR FAVOR, PARA, NO!
Y los gritos cesaron de repente.
El chico rubio dió su último aliento, cuando aquel hombre, con un afilado artefacto, sacó sus ojos de un solo movimiento.
—Ahora son todo un desastre, disculpa, pero nadie puede tener lo mismo que el, el debe ser único.

Le dió una ultima mirada al cuerpo sobre el colchón, a aquel muchacho inerte, cuyo único error fue nacer con sus ojos grises.
Deleitado, el asesino comenzó con su obra. Sangre, sangre y el cuerpo en cierta posición, para que, al terminar, colocara el par de ojos donde lucirían más.
—¡Seran el centro de la obra, será su regalo por lograr entrar!— murmuró con una voz profunda.
Y sin más que hacer, tomó sus cosas, y se retiró del abandonado sitio. No tardaría en llegar la policía y el grupo de investigación con su nuevo integrante. Que mejor bienvenida.