Estúpido Soñador

Niños,¡no se corre con puñales!

-Buenos diiiiiiaaaaaaaas.
Esta que grita aquí no es más que mi persona, esperando a mi imbécil favorito, Quentin, en la puerta de su casa, a ver si sale ya y nos vamos al Insti.
-Pasa Uma, cielo.
Esta es la madre de Quentin, Martha. Una señora estridente y estúpida, pero cocina de puta madre.
- Ay, Uma, hija, no me gusta nada como te has dejado el pelo. ¿No te ha dicho nada tu madre? Me parece muy horrible, con lo bonito que lo tienes al natural...
¿Bonito? Una circuncisión es más bonita. En fin. Era marrón cutre y eso.
- No señora, no me han dicho nada de mi pelo. Al fin y al cabo, es sólo pelo, vuelve a crecer
- Hola Uma, adiós mamá
Bien, ya está aquí Quentin. Le da un beso a su madre y se pira. Aleluya
- Hola, pequeña
- Uma, no me llames pequeña
-Sorry, era para tu pene
Y así estamos. No se como me soporta. Paciencia, supongo. Se para un momento a sacar algo de la mochila. Madre mía, no se que tiene, pero no puedo parar de mirarle. No es que me guste ni nada. Sólo es eso. No es muy guapo, es de estatura normal y delgado, pelo castaño al igual que los ojos, no me gusta, pero, sea por lo que sea, me encanta mirarle.
-Toma- me entrega uno de sus dibujos- he pensado que, con tu cambio de look, serias mi musa perfecta
Como le odio. Me ha dibujado genial. Me ha hecho el pelo del mismo todo de azul pastel, el cuerpo se parece al mio pero algo más estilizado. Esta genial, si hasta tiene mis pecas.
-Esta más buena que yo, tío
- Hombre, es que tenía que quedar bonito
Y se pasó todo el camino al Insti riéndose de su ocurrencia.
Nuestro Insti es enorme, y sólo coincidimos los dos en una clase, matemáticas. El va al B y yo al A, pero como las mates van por nivel, nos juntamos, y vamos los dos a las más avanzadas, por algún motivo.
-Última hora, por fin. Después de 6 horas de sufrimiento. ¿Me das un chicle?
Estuve por sacarme el que llevaba en la boca y dárselo, pero me daba pena, así que saque uno que se me había caído antes y se lo di.
-¿que tal tu día?
- Aburrido
No tenía más que decirle, si le preguntaba acabaría hablándome de la idiota que le gusta.¿que ve en ella? Vale, es guapa y rica. Es la hija de la alcaldesa. Pero su personalidad, aunque sea buena, no se compara a la mía ni de lejos.
- ¿ya estás haciendo dibujitos, maricón?
El capullo de Pierre. Todavía tiene puto acento francés, yo podría meterme con ello. Pero el no se da cuenta. Encima es un baboso. No le aguanto más, se puede meter conmigo, pero que deje un poco en paz a Quentin.
- Callate capullo, que haga lo que le de la gana
-Oh, el vampiro defiende al hadita
-El es humano, de hecho
A Quentin le encantó eso y me sonrió.
- Puta friki
- ¡Te voy a dar yo friki!
Y entonces me tiré a pegarle. Obviamente, ni le roce, es 15 veces yo. Acabé estampada contra el suelo. Quentin me tendió una mano y de una patada en la espinilla, Pierre acabó en el suelo.
- ¡Vosotros dos, castigados!
-¿Quienes?
- Quentin Urie y Uma Sykes
Mierda. Castigados. Y era viernes. Igualmente iba a pasar o la tarde con el o viendo la tele, pero no me emocionaba la idea.
Esa misma tarde...
¿A que capullo se le ocurre dejarse su navaja en clase? En fin. Oh, ya está dándome Q la lata con la que le gusta. Podría callarse y copiar, como hacemos todos.
- Le huele tan bien el pelo...
-A mi también me huele bien el pelo
Y algo así fue la conversación de la siguiente media hora. El profe nos dejo a los dos solos y se fue a recibir a la alcaldesa, que quería visitar nuestro instituto.
-Ey, Uma, aquí viene mi suegra.
-Por favor, despiertate
-Como no sientes amor por nadie, no sabes lo que es esto
Lo siento por ti, capullo.
Y pasaron 2 horas y nadie volvió. Decidi irme a casa.
- me voy, Q, a ver si saco partido de este viernes
-Te acompaño
Y cenamos pizza. ¿Que esperabais?
Al día siguiente amanecimos con una noticia, en todos los titulares.
"Alcaldesa de Hill Valley brutalmente asesinada con arma blanca en un instituto de esta misma localidad. No se descarta ningún culpable de entre las personas que allí se encontraban"
Obviamente, no éramos ni Q ni yo. Pero algo me hacía sentir extraña. Algo no me cuadraba.