Un Uke singular

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Somos iguales

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Somos iguales

En un mundo donde las mujeres no son más que leyendas, se encuentra un pequeño "uke", es decir, aquellos hombres nacidos con la capacidad de engendrar vidas en su interior. El nombre de este uke es Kouki Furihata, hijo de la respetada familia Furihata, esta familia gano su fama gracias a su precaución durante alguna época en las que hubo guerras, se dice que sin ellos el imperio japonés hubiera caído pero, claro solo eran leyendas que se contaban.

— Kouki debes encontrar esposo – fue la sentencia del hombre con cabello castaño cano y ojos negros

— Pero querido aún es muy pronto, Kou-chan apenas tendrá 18 años – intervino preocupado otro hombre, esta vez con complexión delgada cabello largo y castaño junto a sus ojos también castaños

— Nosotros no nos hacemos jóvenes por lo que es necesario que él encuentre marido – respondió fríamente – mañana irá a una casa de matrimonios arreglados, si lo aceptan ahí todo estará bien

— Ma-mamá, papá yo no quiero casarme – comento el menor de los tres temblando levemente

— No pedí tu opinión

— Pero...

— La decisión está tomada así que ve a tu habitación para esperar, tu madre y abuela te ayudaran a arreglarte

Sin más el pequeño uke camino a su habitación, nunca entendió porque la frialdad de su padre hacia él, ciertamente no tenía la culpa de haber nacido uke... en primera él ni siquiera pidió nacer. Tampoco entendía porque el mundo se regía de esa manera ¿por qué tanta importancia en si eres uke o seme? Todos eran hombres por igual, solo algunos con un sistema reproductor ligeramente diferente pero se viera donde se viera todos eran iguales.

A Kouki le encantaba leer, esa era una de las razones por las que no tenía amigos en la "academia de ukes" ya que nadie buscaba conocimiento, a los que ahí residían solo les importaba su apariencia porque: "si tienes buen cuerpo, encontraras un buen esposo" o al menos eso decían continuamente sus compañeros. Le daba igual si alguien se fijaba en él, eso era lo de menos, ya que le encantaba la literatura, le encantaba leer aquellos libros donde se hablaban de las "mujeres" y sus "príncipes" tal vez era demasiado soñador de su parte pero, muchas veces soñaba con que su príncipe llegaba a rescatarlo para salvarlo de toda la hipocresía que existía a su alrededor.

Sin embargo solo eran sueños y la realidad era que: para su padre era una vergüenza y para sus compañeros de clase un rarito. A la mañana siguiente no tenía deseos de levantarse, sin embargo su madre, amoroso como siempre, le quito las suaves sabanas de seda para levantarlo a la fuerza.

Los cambios que le hicieron no fueron demasiados ya que llevaba un pantalón de tela negra ajustado, una camisa blanca sin mangas llegando hasta un poco más arriba de su cadera, un chaleco que acentuaba su figura, unos zapatos negros y como accesorios unos guantes negros a la medida, unas gafas de sol y un pendiente en su oreja izquierda. Además su cabello largo lo llevaba en una coleta haciéndolo ondear por su espalda.

Somos iguales (AkaFuri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora