Capitulo 2

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Y... ¿todo habrá sido un sueño?

Era lo que el príncipe se preguntó al despertar. Ya era más de medio día y ni el calor que emanaba del sol podía calentar al príncipe. No podía creer que sostuvo en sus brazos aquella criatura tan tierna, le provocaba una inmensa alegría saber que lo miraba diferente, sin embargo, le hundía el corazón que al mismo tiempo le temiera. Era más su dolor y decepción lo que lo aferraban a la cama, lo único que podía existir dentro de su mente era cómo recuperarlo, cuándo volvería a tocarlo, si es que era posible mostrarle que no era tan malo, y si es que podía... besarlo... ni siquiera quería besarlo... lo único que pedía a gritos era poder rozar aquellos pétalos rojizos que se hacían pasar por labios y así probar el dulce sabor del néctar de aquellos pétalos. El príncipe entre suspiros se hundía en aquel recuerdo. Imaginaba y fantaseaba en volverlo a ver, en volverlo a tocar, y si era posible tenerlo entre sus brazos de nuevo, y esta vez lograr...

-¡Toc, toc!, Joven Amo, ya es medio día, y usted sigue en la cama, ¿A caso se siente mal? – Le interrumpieron...

"Es Edward" pensó.

-No me siento bien, Edward, ¡déjame solo! –

- Señor no puedo dejar que se quede ahí todo el día –

-¿Acaso no escuchas? ¡Déjame solo! -

- Bueno Joven Amo, por lo menos le mandaremos el desayuno – Entre regañadientes añadió – Que ya es comida, no desayuno –

- ¡No necesito el desayuno! No tengo hambre –

Después de que Edward se retirara el Príncipe se volvió a hundir entre las sabanas. No mentía, la verdad es que ni siquiera se le apetecía nada, no quería ver a nadie, ni ser molestado, lo único que quería era seguir torturándose con aquel recuerdo de su ángel... Cuando por fin lo consiguió, recordar aquellos hermosos ojos y su hermosa expresión de inocencia y su cuerpo... tan fino... tan...

-¡Toc, toc!... Toc, toc!...-

- ¡Dije que no quiero ser molestado! – Gritó

-Jó...jóven...a...amo, me pidió...o el señor... Edward que...que...le trajera el desayuno... -

Era él. Le dio un vuelco el corazón al Príncipe, de inmediato se levantó de un brinco, se dirigió al espejo, se acomodó ese hermoso y sedoso cabello oscuro como la noche, se acomodó la camisa para dormir, arregló las sabanas, el edredón, se metió en la cama nuevamente y se acomodó de tal modo que se viera elegante y presentable para su ángel humano. Con la voz temblorosa, aparentando seguridad y seriedad dio una orden firmemente nerviosa.

-Adelante...-

El pequeño chico con dificultad entró en la habitación, la bandeja era ancha y pesada, y nuestro joven muy delgado y algo débil, el príncipe mantenía los ojos tan abiertos y sin parpadear por los nervios que lo invadían por miedo a que el pequeño joven se hiciera daño con la bandeja. Tambaleándose y caminando un poco lento logró llevar la bandeja hasta la pequeña mesa que estaba cerca de la ventana. El pequeño muchachito transpiraba ternura y cansancio.

-A...aquí está bien... ¿Jóven amo? –

El príncipe no pudo simular su emoción por verlo, no pudo ocultar su felicidad al volver aquellos ojos radiantes, esa piel tersa y lechosa, no pudo ocultar un segundo su expresión de placer al verlo, pero necesitaba dar una respuesta... ¿qué era lo que tenía que responder?...

-Si está bien – Apenas pudo hablar...

-Esta bi...bien Jóven amo, me retiro... -

De inmediato el príncipe lo detuvo...

-Espera... no te vayas... por favor, quédate –

El pequeño chico se detuvo antes de tocar la puerta. Se podía apreciar una especie de nerviosismo en su cuerpo, subían y bajaban sus hombros cada vez que respiraba, y se le resbalaba un lado del cuello de la playera por quedarle grande, descubriendo su hombro, mostrando su color lechoso. El joven dio la vuelta lentamente...

-Se...le ofrece... algo, ¿Jóven amo? –

Tragó saliva el Príncipe.

-Acércate, por favor... -

El jóven camino hacia la cama, con cierta lentitud y marcando cada paso como si fuera flotando, como si en cada pisada marcara su huella en una nube. El príncipe fascinado por tenerlo enfrente, se humedeció los labios mordiéndolos con un poco de nerviosismo mezclado con desesperación. El ángel se detuvo a lado de la cama...

-Si Jóven amo... -

El príncipe suspiro...

-Por favor, no me llames así... -

-Está bien, Prín... -

-No, no... - Lo interrumpió – No quiero que me veas como tu amo, como tu príncipe – Tomó aire –Quiero que me veas como una persona, normal, común, y quiero que me trates como tal-

El príncipe agacho la mirada, y con sus manos busco la mano del pequeño ángel que tenía enfrente y el cual lo miraba sin parpadear, sorprendido, y más blanco de lo que ya estaba. Tomando su mano y entrelazándola con las suyas logró susurrar...

-Te puedo demostrar que no hay razón para que me temas, pongo mi palabra de caballero en que te demostrare que soy digno de ti... -

Una gota cayó en las manos del Príncipe, era el Ángel que estaba llorando, el pequeño jóven de cuerpo de porcelana lloraba, temblaba y se estremecía con una sonrisa en su rostro, mientras trataba de decir...

-Con... fío...snif...en usted...sé que puede cambiar...snif... -

El Príncipe quedó atónito ante tal respuesta de parte del pequeño joven. Tomó su mano con mas fuerza y la llevo a sus labios...

-Prometo que cambiaré y seré mejor, te lo demostraré, llevará tiempo, pero lo veras, seré digno de tí... -

Y le besó la mano...


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⏰ Última actualización: Oct 28, 2016 ⏰

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