→ ❥ Yaoi, Yaoi... Mi inicio está lleno sólo de Yaoi.
→ ❥ MikaYuu, YuuMika, nada más. ¿Dónde quedó el adorado Yuri?
→ ❥ Lemon, lemon, MÁS LEMON... ¿Y las dulces palabras de amor?
「•」 ¡Decidí hacer la diferencia! 「•」
~~~~~~~~~~~
Shinoa Hīragi, Mitsu...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Shinoa tomó repentinamente mi mano y me llevó corriendo lo más veloz posible hasta el baño de mujeres, dejando totalmente abandonado a Yuichiro.
Estando ambas allí, cerró la única puerta que había... ¿Le habrá puesto algún seguro? Creo que no lo hizo. No tengo seguridad sobre eso.
—¡S-Shinoa! ¡¿Qué crees que haces?! — Vociferé molesta, no entendía el por qué de sus acciones.
Nunca entiendo sus intenciones. Nunca entiendo sus razones.
— ¿Ehhhhhhhh~? ¿No lo sabes, Mitsu-chan? — Ella fingió una burlesca lástima.
— C-claro que no... No sé de qué hablas — Crucé mis brazos, manteniendo la firmeza de mis palabras.
Me disgustaba ésto.
Jamás sabré qué pasa por la mente de Shinoa... Sus pensamientos son un completo misterio para la humanidad.
— Pues, debo castigarte~ — Su tono juguetón no se iba nunca, menos en una ocasión así.
— ¿De qué estás hablando, Shinoa? — Olvidé mi anterior posición de superioridad y rasqué mi cabeza, seguía sin comprender.
¿Qué diablos era eso de "un castigo"? ¿Una competencia? ¿Un nuevo juego que inventó? Quiero decir, todo es probable si nos referimos a Shinoa.
— Es simple~ — Ella se iba acercando a mí, al igual que un hábil león al hallar su deseada presa. — Eres... — Hizo una de sus características pausas. — Demasiado... — Me impidió cualquier salida con sus brazos. — Obvia~ — Susurró a mi oído, a la vez que lo mordía de manera suave y seductora.
Me estaba acorralando contra la pared, como en aquella ocasión... ¡¿Por qué recordé eso?!
Mis mejillas ardían otra vez de vergüenza. Odiaba que tomarán ese color rojo, odiaba parecer un jodido tomate.
— ¿O-obvia? ¿Q-qué cosas estás diciendo? — Intenté liberarme de su encierro, me fue imposible.
Una vez más mi actitud nerviosa regresaba. Ya estaba tartamudeando y temblando. Soy alguien extremadamente pusilánime.
— ¿Te gusta Yuu-san? — Preguntó, acariciando tiernamente mi cabello.
Seguía tan cerca de mí, podía sentir con precisión su respiración agitada en mi cuello.
— N-no, jamás m-me gustaría alguien tan estúpido — Desvíe mi mirada.
— ¿Segura, Mitsu-chan~? — Su lengua empezó a recorrer mi cuello, dejando un camino de saliva.
No, no, me estaba excitando con eso. ¡Maldigo el día en el que me convertí en una pasiva!
— S-sí... E-estoy segura... — Respondí, mordiendo mi labio inferior.
