My love.

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Un fuerte pitido era lo único que inundaba mis oídos en esos momentos. Todo lo demás, los gritos, el dolor, la desesperación, el llanto... La guerra, todo parecía desaparecer lentamente.

¿Hasta aquí iba a llegar?

Después de haber soportado tanto, ¿ese era mi fin? ¿Tan débil era?

Podía sentir la sangre escurrir lentamente por un costado de mi cabeza. Dolía y se sentía caliente. Inhalar y exhalar con calma, ese siempre era mi método para no perder los estribos. Pero ahora era tan difícil hacerlo, el estallido de aquella bomba hace unos minutos me había dañado más de lo esperado.

Cerré los ojos unos instantes tratando de eliminar ese molesto sonido, logrando disiparlo lentamente. Me senté más recto detrás de aquella pared que apenas y se sostenía a mis espaldas, recuperando lentamente mis sentidos.

¡Por supuesto que no iba a morir aquí! ¡Me niego rotundamente a perder a estas alturas! ¡Yo... Definitivamente voy a cumplir mi deber!

Sacando fuerza que simplemente me parece imposible tener, me levanto lo más rápido que puedo y comienzo a correr en buscar de un lugar para obtener una mejor vista de todo lo que está pasando.

Mientras más corro, más cuerpos de mis compañeros, inocentes y enemigos veo desechos. Todos completamente perforados un sin fin de veces por las balas. Maldición...

Enfrente de mi puedo ver cómo un edificio se encuentra medianamente en buen estado y es lo suficientemente alto como para tener una vista de lo que está sucediendo y poder ayudar.

Pero antes de poder dar otro paso hacia el edificio un enemigo se atraviesa en mi camino y me golpea directo en el rostro mandándome al suelo.

-¡Hijo de perra!-Escupí la sangre que resbalaba de mi labio y me levante justo a tiempo para detener el cuchillo que estaba a punto de enterrarme en el pecho.

-¡No vas a ganar! ¡Somos mejores que ustedes!-Me patea en el pecho y trata de volver a enterrar su cuchillo en mi cuerpo, pero me muevo más rápido hacia su lado izquierdo y le doy un fuerte golpe en la quijada, escuchando cómo está truena al ser desencajada de su posición.

Un grito bastante lastimero sale de su garganta y trata desesperadamente de hacerme algún corte pero no lo logra.

-¡No tengo tiempo para esto!-Me agacho y rápidamente giró sobre mi pie izquierdo, pateando sus piernas con mi pie derecho, haciendo que se vaya al suelo y se queje por el golpe.-Muere, basura.

Me levanto y apuntó directo a su cráneo, jaló del gatillo y su cabeza explota en mil pedazos.

Aferro con fuerza mi fusil y comienzo a correr de nuevo al edificio, subo hasta el techo, colocándome en posición al instante.

4... 8... 12... 20.

No estamos tan mal como creía. Solo 20 enemigos y suficientes soldados del ejército para acabar con esto de una vez por todas.

Gracias al lente de mi arma puedo ver que a lo lejos uno de esos bastardos trata de correr a un tanque. ¡Ja! Lo siento bastardo, pero supongo que sus estrategias acaban aquí.

Mala idea haber explotado aquella bomba, ya que lo único que lograron fue cabrearme y matar a muchos de los suyos. Esto se acabo.

Sin ninguna pizca de piedad o duda jaló el gatillo tras haber fijado el blanco. El sujeto cae directo a la tierra muerto.

Nadie se a percatado de ello y eso me da una gran ventaja. Sin perder el tiempo fijo mi siguiente objetivo y vuelvo a jalar del gatillo, repito todo aquello hasta que todos esos imbéciles caen al suelo sin vida.

Impredecible. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora