Parte 3

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Anthony POV'S

Un suspiro escapa de entre mis labios. El camión avanza lentamente por la carretera.

Que espeluznante viaje a casa. El compartir asiento con 3 personas a la vez, es un poco incómodo y sobre todo si los pasajeros son 2 bebés vestidos de tigre y una chica disfrazada de panda.

Supongo que han de ir a algún evento del cual no tengo la menor idea, o tal vez van a la caza de algún animal a la tienda de mascotas o simplemente van al zoológico que esta junto al gran circo ''El Comedor Graham''.

La chica se remueve en su asiento ya que está en una pose incomoda con un bebé sobre su pecho y el otro supongo que escondido bajo la gran manta color azul pálido. Tengo que dejar de mirar en esa dirección, pero me resulta doloroso el solo pensar cómo ha de tener la espalda de torcida para que su cuello se incline en dirección de la ventana con la pequeña pierna estirada sobre su clavícula y un talón mágico aparecido de la nada está enterrado profundamente en el antebrazo donde claramente dejará un moretón. Y no de los bonitos.

Sí, así de confuso y enredados están en el pequeño sillón reclinable, el pequeño ''tigre'' visible empieza a gimotear y a retorcerse. No puedo más, agarro al pequeño y lo pongo en mi pecho, se calma un instante desarrugando el pequeño ceño entre sus cejas. Es tan adorable.

Claramente, tengo una debilidad por los bebés.

Ya más tranquilo se acomoda en mis brazos y sostiene mi dedo en su manita, con una fuerza increíble para el tamaño que tiene.

– ¿Qué estas haciendo? – Me sobresalto al escuchar el grito-susurro proveniente de la chica que hace unos instantes estaba dormida. 

– Te eh preguntado qué es lo que estás haciendo con el bebé, ¿acaso eres sordo? – Después de esas palabras y me giro para explicarle la situación. Puedo sentir el ceño fruncido en mi rostro cuando la miro.

– Lo estoy cargando, ¿Qué no ves? ¿acaso eres ciega? – Espeto. Muy brusco, lo sé.

Su pequeña ceja se curva y muestra una cara petulante, como si no estuviera acostumbrada a que le contestaran.

– Mira niño bonito, solo quiero que me devuelvas al bebé y volver a dormir. Si te estoy molestando solo dilo, no tienes que robar a los niños de alguien más. – Dice. ¿Qué con ese tono tan seco?

– Empezamos mal. Lo siento, es sólo que te veías tan incómoda en ese pequeño espacio que es el asiento y uno de los bebés parece perdido debajo de esa gran manta que tienes ahí. Te quise ayudar. Lo siento, mi error –. Le digo levantado al pequeño y pasándoselo.

– Gracias.

– De nada.

Se acomoda en su lugar con el bebé y voltea hacia la ventana tapándose más con la manta. Miro en su dirección por unos instantes. Que chica tan rara.

Ahora soy yo quien se acomoda, tengo que dormir. Aun es de noche y todavía faltan unas cuantas horas para llevar a la próxima parada.

No puedo esperar para ver a mamá, tanto tiempo sin verla me cala en la mente y mi memoria muere por tener más recuerdos de ella. En algún momento ya no seré capaz de escucharla gritar por las mañanas, por cualquier cosa, como que el perro se escapó o el gato se quedó adentro del refrigerador otra vez. Ya no podré verla bailar alrededor de la sala con la música a todo lo queda, el saborear la comida que prepara a todas horas esperando que alguien se presente en su puerta y tener un bocadillo para todo aquel que la visita.

¡Rayos! Como la extraño, espero que este bien y que no le haya pasado nada mientras que no estuve.

Un pequeño puño se impacta en un lado de mi cara, cerca de ojo. Debí de haberme quedado dormido en algún momento.

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