Recuerdo esa mañana de hace dos años y medio como si hubiese sido ayer. Me levanté, como siempre, para ir a la universidad. Me puse unos jeans y un buzo de hilo a rayas rosadas. Me maquille un poco, me puse los lentes y estaba pronta. Tome mi mochila y salí.
Me subí al colectivo y me senté a tu lado, como casi todas las mañanas lo hacía. Siempre viajábamos en el mismo y cada vez que podía me sentaba a tu lado.
Pero ese día me fije por primera vez en ti detenidamente. Llevabas una chaqueta negra y unos jeans nevados. Los lentes de sol los tenias sobre la cabeza e ibas escribiendo en tu celular a toda velocidad.
Estabas preciosa.
Entonces me decidí a hablarte. Siempre quería hacerlo pero nunca reunía el valor suficiente.
- Hola - te dije, tímidamente.
- ¿Cómo estás? - me respondiste con una sonrisa. Hablamos durante todo el trayecto, nos bajamos dos paradas antes y caminamos un poco por el parque.
Nos pasamos los teléfonos y cada una siguió su camino. Ya estaba deseando que fuera la mañana siguiente.
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Buenos días, princesa
RomanceNunca creí que una de esas personas con las que nos cruzamos diariamente en nuestra rutina pudiera llegar a cambiar tanto mi vida. Pero así fue. Y estoy agradecida por ello.