Entre goles y jugadas

Sextape (Olivier Giroud)

Había entrado por la puerta de atrás, porque había sido advertida de que la prensa estaría en la puerta principal. Ahora, según le habían dicho los guardias de seguridad, la prensa tapaba las dos entradas, por lo que no le quedaba a otra, que salir por la puerta principal.
Tragó saliva antes de abrir la puerta y salir, al lado de su abogado, por la puerta de madera que era empujada por la multitud que estaba del otro lado. No se animaba a hacerlo, no con los ojos bañados en lágrimas. Y sin embargo, lo vio a él salir de la sala donde había sido el juicio, al lado de su abogado.
—Vamos— dijo, y abrió la puerta. Un equipo de seguridad la escoltó hacia el auto, ignorando las constantes preguntas de la prensa y el incesante flash de las cámaras.
El auto tenía los vidrios negros, por lo que no se podía ver hacia adentro. Agradeció a los cielos esto, y entró. Se acomodó en el asiento de atrás y cerró los ojos para comenzar a llorar inconsolablemente.
Estaba arruinada. Su vida, su reputación, sus sueños. Si u nombre estaba enchastrado. Todo por una relación con el hombre incorrecto, quien saldría ganando cualquiera fuera el caso.
Su teléfono sonaba. Era si madre, quien no había podido ir a la corte a acompañarla.
—Mamá, perdí el caso— la atendió sobando. Su madre le comunicó que iría hasta su apartamento a consolarla. Su hija le agradeció y corto, haciendo el celular a un lado.
Ya salían del juzgado, cuando lo vio a él subiendo a su auto. Sintió asco, despidió hacia aquel hombre, que había arruinado su vida. Y sobre todas las cosas, había mentido.
Ahora hablaba por teléfono con una sonrisa triunfal, y saludaba al auto en el que ella iba, al pasar a su lado. "Hijo de ****", pensó ella llorando aún más. Su abogado, quien iba en el asiento del copiloto, se dio vuelta a verla.
—Ya las va a pagar— le dijo, pero fue en vano. Lo hecho hecho estaba.
No paraba de sobar en el viaje hasta su apartamento. Deseaba llegar y encerrarse en su cuarto para nunca salir. Su madre, y solamente su madre, la estaba esperando. La persona que menos esperaba la ayudase, fue la única en su familia que se mostró comprensiva frente a la situación que su hija vivía.